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Camboya (4): vida rural a orillas del Mekong

Hemos llegado a Kratie, una ciudad del centro del país, con la idea de hacer un recorrido por el río Mekong para ver los «delfines del Irawadi». Son un tipo de delfines de agua dulce, en peligro de extinción, que viven por estas aguas y … a veces se dejan ver. Después de unos quince kilómetros en Tuc- Tuc llegamos al embarcadero. En dos pequeñas barcas navegamos río arriba hasta ver aparecer los primeros delfines sobre la superficie del agua. Con los motores parados, se escucha su sonora respiración cuando salen a la superficie. No saltan, ni siguen a los barcos. Son muy tímidos y parece que quieren tomar el aire muy rápido sin llamar la atención. Por supuesto, no son espectaculares para fotos, pero el momento es irrepetible.

En estas pequeñas barcas sentimos que no somos nada en medio de la inmensidad del río. De vueita a Kratie algunos preferimos volver caminando algún tramo para ver las casas y las gentes que jalonan todo el camino. El hábitat es muy disperso y los lados de carreteras están siempre llenos de construcciones. No vemos aldeas como tal, sino hileras de casas con sus huertos al lado y con extensiones más grandes para los cultivos de arroz o de maíz en la parte de atrás. Todas las casas son de madera, aunque algunas están levantadas sobre pilares de hormigón.

La planta baja está libre de paredes y ahí hacen la vida, según vemos mientras vamos andando y metiendo las narices allí donde nos reciben con sonrisas. En un sitio están comiendo, en otro lavan a los niños, hablan con el abuelo, tienden la ropa o charlan sentados tranquilamente. A primera vista pensaríamos «qué pobres gentes», con nuestra mentalidad de ricos occidentales. Por otro lado, como occidentales, pensamos en vidas idílicas con una casita, un huerto, un río y la tranquilidad por compañía. Eso es lo que hemos visto que disfruta esta gente. No dejan de sonreír, aunque nos metamos en su cocina o en el patio de la escuela.

Hay que decir que todas las escuelas que hemos visto son nuevas y con muy buena pinta. Se ve que el gobierno está invirtiendo en Educación como primera medida para sacar el país adelante. En España vamos en sentido contrario. El transporte escolar es voluntarioso y hemos visto tanto un camión cargado de escolares, como tres chicos de unos diez años en una scooter camino de la escuela. En otro sitio vemos bicis o padres que llegan en moto a recoger a sus chicos.  Solo la Educación podrá hacer algo por este país. Si crece el turismo necesitarán más gente que se maneje en inglés. Ahora es bastante difícil cuando se sale de las rutas más turísticas. La comunicación es un muro infranqueable en algunas ocasiones.

Hemos pasado un día entero en una isla, Koh Trog, en el medio del Mekong. Es como una gran aldea de quince kilómetros de larga. Somos turistas «caprichosos» y hemos hecho unos recorridos en carros de bueyes. Era una de las ofertas en esta isla que trata de poner en marcha un turismo ecológico. Delante de nosotros está esa vida tranquila, rural, sin grandes necesidades ni grandes preocupaciones. Niños felices y padres en la hamaca. No había nadie en los campos; no debe ser época de faenas. «!Qué descansada vida…!»

Autor: Jesús Eloy García Polo

Muévelo

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