web analytics

Desde el mar de Pinares: Realidad aumentada

La realidad aumentada que nos ofrece el mundo tecnológico.

La realidad aumentada que nos ofrece el mundo tecnológico.

Los estudiosos del mercado han aprovechado estos días tranquilos de verano para soltar por el mundo a los Pokemon como un reto para las vidas aburridas de los trabajosos occidentales. Supongo que este nuevo invento de Pokemon-Go tendrá amplia repercusión en España, porque somos el primer país en móviles por habitante, después de Singapur (que no es exactamente un país).

Lo que más me ha llamado la atención en las informaciones sobre el tema es ver a mozetones de treita y tantos años haciendo el indio con sus móviles, localizando los bichitos en lugares inverosímiles. Como humanos, siempre nos gusta el juego y jugando aprendemos e interactuamos para mejorar nuestras relaciones y madurar en la vida. Por eso mismo cada edad tiene sus tipos de juego, en relación con la madurez y con las preocupaciones que se alimentan en esa edad.

A los diez años jugábamos a matar indios, jugábamos a los policías y ladrones o a escondernos. Luego los chicos jugaron con naves extraterrestres, mataban alienígenas, monstruos e invasores varios. Pero ahora, más allá de los treinta, continúan en la guerra contra el Imperio del Mal, haciendo de ese tipo de juegos un negocio mayor que el del cine. Las pelis americanas que nos parecían dirigidas a un público infantilizado se han extendido urbi et orbi y han prestado sus jugosos guiones a los videojuegos. Son muy entretenidos y están muy bien, …pero para los chicos de doce años. ¿Qué pensaríamos si viéramos a las mujeres de más de treinta jugando con sus Barbies y cambiando pañales a las muñecas?

Todo este mundillo 2.0 funciona también como un gran analgésico que mantiene muy entretenido al personal. Si no es así no se explica la sumisa actitud de la generación más preparada de la historia, pero también la más machacada y la más frustrada en sus expectativas personales. Han protestado, pero con “aplicaciones 2.0”, y luego se han ido a buscar trabajo a Alemania o a Suecia.

El mundo tecnológico ha transformado nuestra sociedad.

El mundo tecnológico ha transformado nuestra sociedad.

El juego de los Pokemon es un paso más para estirar esa etapa de infancia-adolescencia que es tan rentable para la venta de todo tipo de chismes tecnológicos y casi de cualquier cosa. Buscar Pokemon por el parque, matar invasores, o disparar a enemigos tintados de fosforito por el pinar, mola mucho…pero en una mentalidad infantil. No quiero seguir profundizando en el tema, pensando en lo que puede suponer de “negarse a crecer”, “miedo a la madurez”, “mitomanía de lo juvenil”… porque puedo ser políticamente incorrecto. Hay valores y actitudes que ya se han hecho intocables y enseguida se disparan las alarmas y los tópicos.

El mundo tecnológico avanza de tal manera que somos incapaces de tener perspectiva sobre los cambios en los que estamos inmersos. Ni somos conscientes, ni siquiera sabemos lo que nos está pasando. En poco tiempo todo podrá ser realidad aumentada, excepto nuestros sueldos y todo será realidad virtual, excepto nuestros aburridos trabajos. A partir de ahí, los cascos ultratecnológicos nos llevarán a mundos maravillosos que nos harán olvidar la mierda de vida que llevamos. Viajar será un atraso porque en los viajes virtuales no habrá malos hoteles, ni mosquitos, ni playas repletas de gente, ni cancelación de vuelos. Los amigos, el sexo, el deporte …todo será posible desde el sillón de casa, sin los inconvenientes actuales. Solo pulsar un “on”, para disfrutar y pulsar un “off”, cuando nos aburramos, sin más compromiso. Se acabaron los agobios de un viaje, los amigos pesados y los novios aburridos. Cuando alguien haga alguna pregunta incómoda se le administraran pastillas con suplementos de dopamina y serotonina, las drogas de la felicidad, que le harán olvidar el anterior viejo mundo de compromisos, amistades y proyectos.

Estamos en un tiempo de inseguridad e incertidumbres. No hay respuestas claras para ninguna pregunta. Los juegos que nos evaden, nos ayudan a sobrellevarlo, pero conviene no olvidar dónde está el botón “off”.

Autor: Redacción Cuéllar

Muévelo

Comenta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.