web analytics

Desde el mar de Pinares: La rebelión de los García

Banderas españolas en Barcelona este sábado 30 de septiembre.

Mi apellido es García, como el de 1.473.189 españoles. Es el apellido máa común en España, en la mayoría de las provincias. Es el más común en Barcelona, Gerona. Lérida, Tarragona, Navarra, Álava, Vizcaya y Guipúzcoa. Junto con Martínez, González, López…son los apellidos más comunes en la mayoría de los parlamentos autonómicos, pero no en todos. No es así, ni mucho menos en el Parlamento vasco ni en el catalán. Solo 35 de los 135 parlamentarios catalanes tienen alguno de los 25 apellidos más comunes en Cataluña, la mayoría en las filas del PP o de Ciudadanos. Junts pel Sí solamente tiene cinco de sus parlamentarios con alguno de estos apellidos. No es algo neutral ni casual. La mayor parte lucen apellidos catalanes bastante “escogidos”.

En el País Vasco el 54% de la población tiene los dos apellidos de origen castellano, un 25 % tiene uno castellano y otro vasco y solo el 20 % tiene los dos apellidos de origen vasco. Los apellidos de sus parlamentarios mantienen una correlación exactamente a la inversa. Por ejemplo, de los 48 parlametarios del PNV, 32 tienen los dos apellidos vascos. De 170 cargos de confianza, más de la mitad tienen igualmente los dos apellidos vascos. Tampoco este sesgo es casual. ¿Por qué los apellidos de los nacionalistas no son representativos de la población que supuestamente representan?

Cuando hablamos de Nacionalismo hablamos de poder y del reparto de ese poder. Desde el siglo XIX las élites económicas y políticas de Cataluña y el País Vasco se han escudado en el Nacinalismo, las antiguas instituciones, los valores tradicionales… para mantener su cuota de poder frente a los poderes del Estado. Han predicado la ideología nacionalista para sumar a las clases medias en la defensa de sus privilegios heredados de los siglos anteriores. La permanencia de ese poder se refleja muy claramente en la composición de ambos parlamentos autonómicos. Según revelan los apellidos de los parlamentarios, allí apenas está representada la mayoría de la gente de la calle, es decir los que tienen los apellidos más comunes en sus respectivas Comunidades. Hay una sobrerrepresentación de apellidos catalanes y vascos, que los partidos ncionalistas eligen cuidadosamente para defender los intereses de unas élites que se mantienen en el poder desde hace siglos y que no tienen la intención de compartirlo.

Portando la estelada.

Para justificar ese actitud maquiavélica los nacionalistas necesitan controlar dos resortes fundamentales: la Educación y los medios de comunicación. A partir de ahí, tanto el PNV como la anterior Convergencia Democrática han construido todo un sistema basado en el control de las instuciones políticas, sociales, educativas y de comunicación. Algunos lo han calificado como “el régimen”, entendiendo por ello que quien se sitúe fuera de ese régimen, se excluirá de los apoyos, las regalías y la protección que ello significa. Este régimen de poder omnímodo ha derivado, sobre todo en Cataluña, en el mismo tipo de corrupción política que hemos visto a nivel ncional en el Partido Popular, cuando los votantes españoles han decidido entregarle todo el poder en las instituciones, facilitándole el control de casi todos los medios de comunicación.

Como refuerzo de estas élites de poder han llegado los apoyos de la Iglesia catalana, que siempre ha sido nacionalista, identificándose con la clase política, como un poder feudal más. Montserrat fue la cuna del catalismo, salvaguarda de la lengua y lugar de nacimiento de Convergencia. A última hora llegan los apoyos de los universitarios, los herederos de las clases dominantes y que, para seguir siéndolo sin cortapisas externas, no dudan en apoyar la independencia.

Por otro lado, son muy clarificadores los datos del Barómetro de Opinión Política publicado por el Centre d´Estudis d´opinió. Conforme a sus propias estadísticas, cuanto mayor es el nivel de ingresos, mayor es el apoyo independentista. Y cuanto más amplia es la ascendencia catalana, también es mayor el apoyo a la independencia. Tampoco es un dato casual.

El Nacionalismo que surgió como un sentimiento en el Romanticismo continúa despertando pasiones fáciles de manipular para identificarlo con la libertad y los derechos de los ciudadanos. Ningún político con verdadera autoridad se ha atrevido a decirles que el “derecho a decidir” no existe, que fue un invento del círculo de Artur Mas para disfrazar el “derecho de autodetermiación”, que provocaba la risa a nivel internacional. ¿Qué ocurriría si en un futuro Referendum saliera un NO en la provincia de Tarragona?¿o en el Valle de Arán, que han dejado muy claro que ellos no quieren salir de España? Tendrían los araneses y los tarraconenses “derecho a decidir”?

Ahora solo queda esperar la rebelión de los silenciados, de los que no aparecen en los medios del régimen, de los que no toman la calle, de los que son señalados con el dedo…Todo esto ya lo hemos visto durante décadas en el País Vasco. Ahora se reproduce el mismo esquema, sin muertos, pero las mismas actitudes. Los García, Martínez, Rodriguez, Fernández… son mayoría en las dos comunidades y se necesita su silencio como el de todos los otros que no están de acuerdo pero que carecen de voz.

Quizás piensen los nacionalistas que solo es España quien tiene un serio problema. El problema real lo tiene Cataluña, que, tras vivir los mejores 40 años de su historia, ha desembocado en una sociedad enfrentada y fracturada por la mitad. La convivencia se resentirá durante décadas. Ya lo hemos visto en el País Vasco, ahora están siguiendo el mismo camino.

Si la democracia busca la igualdad, el Nacionalismo insiste en marcar las diferencias. Las democracias se construyen con ciudadanos y con leyes, siempre mejorables. Las naciones y patrias se levantan con héroes, con enemigos, con mártires, traidores, batallas…y con mitos. Siempre debe haber mitos sobre un pueblo diferente, buscando una tierra en libertad, que el destino le tiene reservada por ser superiores.

Autor: Jesús Eloy García Polo

Muévelo

2 Comentarios

  1. Enhorabuena Jesús por explicar claramente lo que muchos sabemos y sospechamos, la fractura social que han conseguido ellos solitos son los responsables, pero tanta culpa tiene los «nacionalistos» como nuestros gobiernos centrales,da igual del signo que hayan sido, que han estado maniatados por haberles dado alas a PNV o CIU, y de aquellos polvos estos lodos,Arzallus/Pujol menudo tandem. Pero los Garcias, Pérez,Martinez, Fernandez y Rodriguez, estamos hartitos de que nos miren por encima del hombro, ellos que encima han sido los mas beneficiados por mantener vivos privilegios «histéricos» y leyes forales que no se ajustan a la realidad de un estado moderno, demócratico y europeo. Hasta cuando 17 leyes distintas para según que comunidad autónoma. Porque se ha consentido todo en competencias de Sanidad y Educación. Mientras tengamos 17 reinos de taifas y 17 reyes de cada reino, poniendo palos a las rueda del Estado mal vamos.

    Responder
    • Esto no cambia desde el feudalismo o el principio de los siglos,ademas estos reinos de taifas siguen sangrando al pueblo llano con sus sueldos y gastos inútiles. Pero en las elecciones siguen saliendo los mismos o similares. Había uno de mi pueblo que decía «siempre van de vacaciones los mismos y siempre siegan los mismos». ?Hasta cuando esa mayoría que no abre la boca va a estar callada?

      Responder

Responder a callejero Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.