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Morenito toreó «de dulce» en Cantalejo

La corrida se puede resumir en ese titular. Morenito de Aranda, que se vistió con un terno rosa palo, toreó para si mismo y toreando para si mismo regaló al público de Cantalejo los muletazos mas bellos de la tarde, en su faena al segundo de Valdefresno. Se relajó el de Aranda, y toreando relajado es un torero exquisito en las formas y en el fondo que imprime a su concepto de torear, y así cuajó al toro de Valdefresno, que metió la cara en el capote y en la muleta, y nos permitió disfrutar de la armonía y belleza del toreo de Morenito.

En este primer festejo de la feria de Cantalejo, flotó toda la tarde el recuerdo de Víctor Barrio. En todos y cada uno de los detalles. El gesto serio de los toreros, que lucían un crespón negro, y de manera especial en el semblante de Morenito, que en su segundo toro realizó un brindis al cielo, en recuerdo de su compañero fallecido en Teruel. Y después, el de Aranda, con un temple exquisito, se puso a torear. Lo hizo entregado, roto el torero, y completamente sometido el animal, que perseguía incansable los vuelos de la muleta de Morenito.

Armonía, belleza…no hay palabras para describir la pureza de su toreo. Si lo hace en Sevilla, le llevan a hombros por Triana. Pero lo hizo en Cantalejo y solo para unos pocos, acompasando la embestida del toro con la cadera, como ha sido el toreo de toda la vida, el toreo eterno…Así con esa magia y ese duende toreó Morenito. Mató mal, todo hay que decirlo, pero aún así se llevó una oreja en cada toro y salió por la puerta grande, porque grande fue el toreo del de Aranda.

Después vino la segunda parte del festejo, que no fue tan buena. Juan del Álamo no tuvo su tarde, y es mucho mas torero que lo que demostró en Cantalejo. El primero, precioso de lámina, se derrumbaba en cuanto el de Ciudad Rodrigo le bajaba la mano, y al segundo señores había que torearle. Y ahí no hubo ese temple y mando necesario. Y de esa manera no se puede torear. Se sucedieron los muletazos (algunos buenos) y los enganchones  cual una melodía de una orquesta desafinada. Y cabizbajo y serio se fue del ruedo el de Salamanca, pensando tal vez por qué sus musas, o tal vez sus dioses, le habían abandonado esa tarde.

  • Igor Pereira se queda fuera de los carteles de la feria de Cantalejo.

Finalmente al torero de casa, le echaron dos toros, de los de verdad, aunque figura como novillero. Pero Igor Pereira no se arrugó, porque se trata de un chaval valiente, que es lo que se le puede exigir cuando se torea tan poquito. Les plantó cara y estuvo valeroso en banderillas, pero eran dos tíos que tenían mucho que torear, y hay que decir que el «Morenito de Cantalejo» estuvo en la batalla. Se pasó los dos toros muy cerquita. No se le puede pedir mas.

Autor: Ignacio Montalvillo

Muévelo

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