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Puerta grande para Álvaro Montes en Cantalejo

 

El rejoneador, Álvaro Montes, cortó tres orejas.

El rejoneador, Álvaro Montes, cortó tres orejas.

El rejoneador jienense, Álvaro Montes, fue el triunfador del segundo de los festejos de la feria taurina de Cantalejo, tras cortar tres orejas después de una actuación sin mucho brillo, pero que si caló en los tendidos. Y aunque quedan lejos los mejores momentos de aquel Montes que recordamos en la memoria, ese triunfo le permitió salir por la puerta grande aupado en hombros por los mozos de Cantalejo. Quien si brilló y demostró su clase fue, David Luguillano, que viene demostrando cada tarde que torea que está en el mejor momento de su carrera, a pesar de lo poco que torea. Y lo demostró en sus dos novillos, en el primero, que tenía mucho que torear y en el malo, en el que estuvo  muy por encima del toro. Se lidiaron reses de San Mateo, que se emplearon en los caballos, y que tuvieron sus complicaciones para los toreros.

Sin embargo, estas son las cosas del toreo,  puerta grande para Montes, que tuvo una actuación correcta eso si, que aprovechó para estar mas que suficiente en banderillas, sobre todo en los pares al violín, pero a la que le faltó esa brillantez que le vimos en otros tiempos. Y ahí vamos a dejar la cosa. Y lo  mejor de la tarde, en nuestra opinión, estuvo en la torería de David Luguillano desde que hizo el paseillo. Recibió a su primero con una larga cambiada, y estirándose como pocos saben en el  toreo a la verónica.

David Luguillano dejó destellos de su clase en Cantalejo.

David Luguillano dejó destellos de su clase en Cantalejo.

Después en la muleta, sometió soberbio al novillo por abajo, para sacárselo a los medios y plantear una faena de mucho poder, con series en redondo de muletazos muy hondos, ante un novillo de San Mateo que pedía hacer las cosas muy bien, porque tenía mucho que torear, Luguillano estuvo muy firme y le ganó la partida en cada serie, series cortas eso si pero rematas con bellos muletazos por bajo, que dejaron buen sabor de boca entre el público, que sin embardo se enfadó con el diestro por prolongar la agonía del novillo, por no emplear el descabello, y la cosa se quedó en silencio.

Su segundo fue bien distinto, y ahí vimos a un Luguillano que no estamos acostumbrados a ver. Que dio la cara, que estuvo muy por encima de las condiciones de un novillo que no pasaba, y estuvo en la pelea. Y la pelea ciertamente la ganó , porque en otros momentos de su carrera ese novillo le hubiera desarmado. Y sin embargo, esta vez no, porque se fajó con el y dejó ver que no tenía condiciones para torear. No lo debió ver así el presidente, que aunque hubo petición, se negó a dar la oreja, y la cosa se quedó en una vuelta al  ruedo.

El novillero Álvaro García, en su faena de muleta.

El novillero Álvaro García, en su faena de muleta.

Y por último, hay que decir que el festejo le vino grande al joven novillero,  Álvaro García, que cerraba el cartel que no se encontró a gusto  en ninguno de sus dos novillos. En el primero estuvo algo mejor, dio algunos buenos muletazos aislados, pero en líneas generales la faena careció de ligazón, de continuidad. Y en su  segundo, que era mas complicado, echaba la cara arriba, no pudo ni tan siquiera lucirse. Pero seguro que tendrá mejores tardes y mas oportunidades.

Redacción: Ignacio Montalvillo

Autor: Redacción Cuéllar

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