Un cuento de Navidad: la iglesia de La Cuesta, un templo para la música
Soplaban vientos de primavera por las colinas calcáreas que ponen fin a las tierras de los páramos, pobladas de encinas, y dan paso a las tierras arenosas de los vastos pinares. Por primera vez unos hombres pisaban esas tierras inhóspitas. Dirigieron sus pies descalzos hacia una de las colinas, cercana a un pequeño valle con regatos y fuentes. Decidieron pasar ahí la primavera. Pronto empezaron a levantar en esa colina cercana...
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