129 ciclistas superaron el desafío de las dos villas
Esta jornada del 28 de mayo volvimos a disfrutar con la Marcha BTT “Desafío de las dos Villas, Cuéllar – Fuentidueña” que organiza el Club Correcaminos. Fue un día para el deporte en estado puro. Más allá de records y marcas, de nombres famosos, de chips, de intereses publicitarios, de tiempo por kilómetro. Más allá de estrategias, de cálculos, de alimentaciones especializadas y geles sospechosos… llegó el deporte en estado puro.
Muchos caminos por recorrer, más de 110 kilómetros para la marcha larga, que llegó hasta Fuentidueña y el Pantano de las Vencias para luego regresar a Cuéllar. Nadie se puede quejar de la variedad del recorrido, ni siquiera de las cuestas porque siempre estaban animadas por maravillosos paisajes de esta Castilla de secano. Cruzaron pequeños pueblos perdidos en el mapa, senderos de cabras, caminos de ovejas, atravesaron por trigales y barbechos, por eriales y páramos donde crecen los mejores lechazos del mundo mundial. Hasta llegar a las orillas del pantano habían pasado por Membibre de la Hoz, Aldeasoña y El Vivar de Fuentidueña. Para volver recorrieron las tierras de Fuentepiñel, Adrados, Cozuelos… hasta subir los páramos de Escarabajosa para aparecer por la vista más preciosa de Cuéllar, el alto del Castilviejo. La bajada era la parte más peligrosa del recorrido y ahí se veía el perfil, suicida o precavido, de cada corredor.
Los organizadores habían cubierto todo el trazado con fotógrafos para reflejar tanto la belleza del recorrido como el esfuerzo de los protagonistas. Era una buena oportunidad para probar con todo tipo de fotos, desde auténticos retratos del puro sudor, hasta difíciles barridos o panorámicas irrepetibles. El tiempo acompañó a los ciclistas, aunque los fotógrafos hubiéramos preferido unos cielos azules para la mayor parte de las tomas. Pero nos adaptamos a todo como los cambios de una bicicleta.
Estos hombres con sus máquinas, coloridas y sofisticadas, vinieron a reclamar el deporte en estado puro. Le ha costado mucho esfuerzo al Club Correcaminos sacar adelante la Marcha. Se necesita mucho respaldo de casas comerciales y un buen número de voluntarios porque el recorrido es complicado y muy largo. Hay que poner señales, cortar carreteras, dar avituallamiento, socorrer… Ahora la moda está en los “runners” y a los Ayuntamientos no les importa poner allí miles de euros porque salen en televisión y sus calles se llenan de posibles votantes. En cambio, a estos ciclistas no los ve casi nadie por las veredas de los páramos o perdidos entre las amapolas. No son comerciales. No despiertan interés publicitario. Por eso hay que felicitarlos doblemente, porque devuelven al deporte su esencia más pura y original: hacer un esfuerzo en compañía de amigos, disfrutando de la naturaleza y luchando por conseguir sus metas más personales. Por eso son los últimos románticos del pedal.
Francisco Herrero Casas, del Carbonero Bike, fue el vencedor de la ruta maratón de 110 kms y el iscariense Fernando Velasco de la ruta mas corta (68 Kms). Un total de 129 ciclistas superaron este desafío entre las dos villas, y entre ellas seis mujeres. La cuellarana, Cecilia González Arenal fue la primera clasificada en la prueba corta y Raquel Tapias, de Campaspero, fue la única mujer en la carrera grande.
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