En estos días en los que prácticamente todos hemos sufrido la masacre del coronavirus, que se está llevando a muchas personas y que parece no tener fin esta pesadilla, nunca pensé que tendría que despedir a un amigo de esta forma. Nunca pensé Javier que este maldito virus nos privaría de volver a encontrarnos a hablar de lo divino y de lo humano, de nuestra provincia, de Segovia, esta tierra a la que tenías un amor infinito y por la que trabajaste incansablemente.
La gran familia del Partido Popular ha perdido con tu precipitada marcha a uno de sus baluartes, a una persona comprometida con este proyecto, a una persona de incalculable valía y a una persona de gran humanidad, sencillez y generosidad.
Son muchos los proyectos que lideraste y otros los que apoyaste, desde tus inicios como Alcalde de Abades, localidad donde eras feliz. Después como Delegado Territorial de la Junta de Castilla y León, posteriormente como Concejal del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Segovia y Presidente de la Diputación y finalmente como Senador.
Ya han pasado unos días desde tu partida, y me parece increíble no volver a verte. Me parece imposible que no pueda hablar más contigo de nuestras “contingencias” en el Senado, de los viajes a los plenos, las comisiones, las reuniones de grupo en cualquier parte de la geografía española.
En esos años como compañeros de bancada en la Cámara Alta, tuve la oportunidad, además de ver al gran político que eras, de conocer a la persona, ansiosa por llegar a casa para ver a su mujer, salir a pasear con ella y visitar a sus hijos, a los cuales soy consciente de los sabios consejos que les dabas.
También sé, que, tras los años dedicados a la política activa, estando ya jubilado, pudiste desarrollar una de las facetas personales que más te ha apasionado, y esta ha sido la de abuelo. Por ello, y aunque ya lo he hecho por teléfono, porque este maldito virus no nos deja hacerlo en persona, me gustaría trasladar desde aquí mi cariño hacia toda tu familia; tu mujer, Pilar, quien siempre fue uno de los grandes pilares de tu vida, y tus hijos y nietos.
Tu legado es extenso sobre todo por tu carácter humano, tu sencillez y cercanía. No creo que nadie pueda hablar mal de ti, porque eras una buena persona, pero de verdad. Un compañero excelente que te ayudaba en cualquier situación, ya fuera en el ámbito político, o en el personal. Un amigo para todos aquellos que tuvimos el honor de considerarnos amigos tuyos. Y un segoviano de los pies a la cabeza que ha defendido con uñas y dientes a esta provincia en cualquier situación y hasta el último momento de su vida política.
De hecho, ese carácter tuyo, sobrecargado de paciencia, probablemente proveniente de tu vocación de docente, te hizo despertar la simpatía y la amabilidad de cuantos “contrincantes” políticos te encontraste por el camino, muchos de los cuáles nos han hecho llegar el dolor por tu pérdida. Y eso es algo que muchos no lo pueden decir, pero es que Javier, por tu sencillez y humanidad eras especial.
Esto no es un adiós amigo mío, esto es un hasta luego. Hasta siempre Javier.
Paloma Sanz Jerónimo, presidenta del PP de Segovia
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