Hemos pasado la noche en Chaves. Es la Aquae Flaviae de los romanos. Toda la región está llena de restos y reminiscencias romanas pero Chaves es el lugar que mejor las ha conservado. Además del orgulloso castillo medieval, como todos los demás que hemos visto, Chaves conserva un puente romano de la época del Emperador Trajano que embellece toda la ciudad. En su centro se alzan dos columnas, de Trajano claro, que recuerdan su construcción y su tiempo.
Desde la prehistoria, todo lo que hoy es la frontera, ha sido una zona muy conocida por sus aguas termales. En Chaves se mantuvieron hasta el siglo XVI. En otros muchos lugares hoy se bautizan como Balnearios o, más modernamente, spas. Es la herencia romana en esta región que les aportó mucho oro y minerales varios. Suponía un punto estratégico en la Gallaecia, donde confluían tres importantes calzadas, la de Braga, la de Astorga y la del sur. Chaves hoy mantiene un encanto de ciudad de provincias que ha sabido conservar lo mejor de su historia.
Camino de Bragança nos detenemos a estirar las piernas en Vinhais, dando una vuelta por un casco histórico amurallado, un poco maltrecho, pero que, acompañado de un café, nos alegra la mañana.
Y envueltos en un calor tórrido llegamos a Bragança, la capital de esta región de Tras os Montes. Después de andar por estos parajes tan rurales esta pequeña capital nos parece una gran urbe. Nos encaminamos hacia la Fortaleza, que envolvía la antigua ciudad medieval pero que hoy apenas alberga viviendas. Es lugar de restaurantes y tiendas para turistas. En el centro se alza el Castillo que fue restaurado para acoger el Museo del Ejército con colecciones de armas antiguas. Aquí hubo un asentamiento prerromano, luego se llamó Juliobriga, fue arrasada por los árabes y a partir del S. XII fue creciendo en importancia como plaza fuerte en este rincón de la frontera.
Disfrutamos de una comida fuera de lo normal, hamburguesas de jabalí. Y continuamos el camino hacia el Parque Natural de Montesinho, otro enclave de naturaleza salvaje y de rica biodiversidad. Entre las varias aldeas que se ofrecen como lugares interesantes elegimos la que da nombre al Parque. Montesinho es una aldea a trasmano pero que compensa el viaje por su caserío medieval bien conservado. Aquí se muestra la apoteosis del granito. Hay gente por las calles y el bar está lleno, como si fuera un verano normal.
Estamos en lo más genuino de La Raya. Hay varios pueblos que lucen el apelativo en su nombre. Hay un equipo de fútbol llamado Raianos. La música que acompaña al video pertenece a un álbum con ese mismo nombre, del grupo Trasmndi. Es una marca que identifica a una zona tan peculiar. Es la zona más perdida y más a tras mano de todo, incluso de la región de Tras os Montes. Sin embargo se ve un gran empeño por dar a conocer todas sus riquezas y posibilidades. Disponemos de una amplia información turística. Nos hacen saber que esta tierra fue muy deseada por su oro desde el comienzo de la historia. Hasta aquí llegaban los enviados de fenicios y de cartagineses para conseguir el oro. Luego los romanos ampliaron las minas, con profundos pozos a cielo abierto y galerías subterráneas, donde empezaron a experimentar las técnicas que después practicaron en Las Médulas.
Junto a la Ruta del Oro nos hablan de una del Arte Rupestre, famosa por la gran cantidad de grabados en piedra. Hay otra Ruta de las Albuferas (embalses), algunos también de origen romano y ¡cómo no!, una Ruta de las Aguas Termales, la zona más propicia de toda la península desde los tiempos de los Escipiones.
Volvemos a tomar la carretera que nos lleva a otro de esos pueblos fronterizos llamados “promiscuos”. Es Rio de Onor, lleno de bonitas casas de piedra y cruzado por un río que a estas horas de la tarde está lleno de gente bañándose, tal como ocurría en nuestros pueblos en… “aquellos tiempos”. Cuando llegamos al final de la calle principal encontramos un cartel que dice “España”. Un poco más allá hay otra parte del pueblo que se llama Rihonor de Castilla y pertenece a España. Las casas están muy deterioradas, apenas hay población y es una muestra del desinterés español por este lado de la Raya. Es aún más llamativo si pensamos que Puebla de Sanabria solo está a 15 kilómetros de distancia. Por supuesto, siempre fueron un mismo pueblo que se dividía en “povo de cima” y “povo de abaixo”. La historia ha hecho que tengan dos lenguas, dos horarios y dos gobiernos diferentes. Todos hablan los dos idiomas y muchos tienen tierras en ambos lados. Un escritor portugués dice que este pueblo es una metáfora de Iberia. Es una amable manera de definir los sinsentidos de la historia.
(P.D. Nos encaminamos hacia Puebla de Sanabria. Tomamos un respiro. Damos por terminado el primer sector de La Raya. No nos detenemos en Puebla…porque la última vez que pasamos por aquí un corzo nos dejó malherida la furgoneta y terminamos volviendo a casa en taxi. Retomaremos el camino por Aliste, en estas tierras zamoranas)
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