En la Audición de la Escuela de ayer, viernes, en Alfonsa de la Torre estaba recordando que con este curso son ya 20 años los que lleva sonando la Escuela de Música. Ha pasado el tiempo y ha pasado para bien, en calidad y en cantidad de música y músicos.
Allá por el verano del 95 había un nuevo ayuntamiento y desde allí comenzamos en julio a hacer reuniones con los interesados en poner en marcha una Escuela de Música, con Alfredo y Ricardo Ramos, Juanpa, Isabel, José Ramón Bayón, Luismi… de la mano de Almudena, que ya ejercía de profe para alumnos de la Banda de Música y que fue la primera Directora de la Escuela. La antigua Banda fue desapareciendo y la Escuela de Músico tomó el relevo de la formación de nuevos músicos.
En julio ya estaban puestos los primeros carteles para la matricula. Se pasó de cero a cien en poco tiempo, porque en septiembre eran casi cien los alumnos que comenzaron el primer curso en el antiguo edificio de los Sindicatos franquistas y que hoy ya se está quedando muy pequeño para tanta música como está surgiendo en torno a la Escuela.
Las primeras audiciones eran muy “básicas”, si las comparamos con el nivel que ahora escuchamos en Alfonsa de la Torre. Han pasado cientos de alumnos por las clases de la Escuela y se nota que en Cuéllar ha crecido una cultura musical. Han surgido diversos grupos y formaciones, hay conciertos, ciclos de música… Se pide más y, sobre todo, se pide un auditorio grande que Cuéllar necesita para dar cabida a toda esta movida musical y cultural.
También hay que buscar nuevos espacios para la Escuela y ,más que nada, hay que buscar financiación porque no hay ningún tipo de apoyo, ni autonómico ni estatal, para la educación musical, que es una parte cada vez más fundamental en la vida real de los ciudadanos. Cada vez tiene menos cabida en los programas de E. Primaria y Secundaria. Escuchamos música a todas horas pero no parece que los poderes públicos están interesados en que haya una verdadera formación musical. Quizás nos ponen música por todas partes como a las vacas en los establos, para que den más leche, con la excusa de que así son más felices.
Opinión: Jesús Eloy García Polo
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