Distopía entre el humor y el sarcasmo
Cuando yo era niño había grupos de perros (sería mucho decir jaurías) que no eran de nadie y que vagaban por el pueblo buscándose la vida. Los chicos les tirábamos piedras y los mayores los ahuyentaban para que no pillaran nada por los corrales. Llevaban una verdadera “vida de perros”. También los pastores poseían sus perros para controlar las ovejas. Algunos labradores mantenían perros para ayudarles a controlar a sus animales. Otros vecinos tenían perros para que ladraran cuando alguien se acercaba a la casa o al corral y muy pocos tenían perros para que les sirvieran de grata compañía. Todos ellos llevaban una vida poco envidiable.
Los tiempos y la sociedad han cambiado y nada mejor que observar la evolución del estatus de los perros para ser conscientes de esos cambios. Y ¿por qué me llama la atención la situación de los perros en nuestra sociedad? Simplemente porque creo que son un paradigma de nuestra propia evolución. Detrás de ellos vamos nosotros. Desde los tiempos prehistóricos nuestra evolución ha caminado unida.
Hace 20.000 años algunos lobos comenzaron a seguir a los grupos humanos para aprovechar los huesos y despojos de las piezas que cazaban. Por entonces comenzó a sellarse el primer pacto con aquellos lobos salvajes. Ellos tendrían acceso a la comida sobrante de los humanos a cambio de aceptarlos como jefes de la manada y de proteger al grupo en medio de una naturaleza hostil, sobre todo en las oscuras noches, donde los humanos tenían que pernoctar en lugares desconocidos rodeados de alimañas que podrían acabar con ellos de un zarpazo. Aquel pacto de tiempos prehistóricos se ha ido ampliando con el paso de los siglos hasta llegar a la situación tan extraña de convivencia íntima con los perros en las sociedades ricas del siglo XXI.
Mientras tanto también los clanes de humanos fueron viviendo nuevas circunstancias y fueron aceptando sucesivos recortes en sus libertades primigenias de desplazamiento, apareamiento, asentamiento… para, al igual que los perros domesticados, tener aseguradas la comida y la protección ante la violencia de los otros clanes.
Los perros eran animales salvajes que vivían para cazar, correr, saltar, ladrar, agruparse en manadas y reproducirse todo lo que pudieran para perpetuar la especie, como todo bicho sobre la faz de la tierra. En su situación actual apenas queda nada de aquellos primitivos animales. Ahora los perros del siglo XXI viven en nuestras casas, calentitos bajo techo, incluso disponen de prendas propias. Se mueven solo para dar un paseo y para controlar sus necesidades, disfrutan de su espacio acolchado o de su sillón, tienen la comida asegurada… A cambio, deben permanecer callados y devolver las caricias, los huesos de plástico o una tierna mirada. A la mayoría no se les pide ni que ladren siquiera.
A cambio de esta cómoda situación esos animales salvajes han renunciado a correr libres, a saltar, a ladrar y a cazar. La mayoría incluso han renunciado al sexo a cambio de vivir tranquilamente con calefacción, tumbados sobre el sofá.
Poco a poco vamos siguiendo la estela evolutiva de los perros. Yo creo que el ojo del Gran Hermano sigue con atención las adaptaciones evolutivas de nuestros canes. Con el paso del tiempo hemos renunciado a la vida cerca de la naturaleza para vivir en ciudades, ruidosas y superpobladas, porque allí se han ido concentrando las posibilidades laborales. Hemos renunciado a disponer de la mayor parte de nuestro tiempo para entregarlo al mundo del trabajo a cambio de la promesa de satisfacción de múltiples necesidades, reales o creadas.
Recordemos que las sociedades preagrícolas dedicaban solo una pequeña parte de su tiempo a procurarse alimento y que el resto lo dedicaban a las relaciones sociales, a la danza y otras actividades creativas para cohesionar el grupo. Nosotros ahora estamos renunciando a disponer libremente de nuestras actividades sociales para someternos a la “amplia oferta que los medios tecnológicos nos ofrecen”. Todo está previamente diseñado.
Pero solo vamos por la mitad del camino. El proceso continúa. El Gran Hermano parece que nos ha prometido : “ Seréis como perros”, tal como la serpiente del Génesis, prometía a Eva, “Seréis como dioses” (Gen. 3,5), para que diera el paso decisivo. La tecnología es el gran medio para ir completando el siguiente paso evolutivo. Los medios tecnológicos no traen el mal, simplemente dependen de quién y cómo los usen. Así sucedió con el hierro, con la pólvora, la dinamita o la energía nuclear.
Cuando era niño siempre estaba presente el dibujo de un triángulo con un ojo en medio, que simbolizaba al Dios que todo lo veía, para que anduviéramos con cuidado. Ese ojo ahora es tecnológicamente real y omnipresente. Lo ven y lo saben todo sobre nosotros, incluso más que nosotros mismos. Controlan nuestros intereses, nuestras tendencias, nuestros gustos y nuestras decisiones. A cambio, como en el antiguo pacto, nos ofrecen tranquilidad y seguridad, a cada uno conforme a sus posibilidades. Cada vez nuestros trabajos se desarrollarán más on line, al igual que nuestro consumo cultural, nuestro ocio e incluso el ejercicio de la libido. Para cumplir nuestra parte del pacto iremos renunciando a los desplazamientos libres, las relaciones sociales, los trabajos manuales creativos y la cultura viva, no enlatada. ¿Para qué vamos a necesitar movernos si todo lo tendremos con un clic?
Este tiempo de confinamiento pandémico está sirviendo sin duda como una gran prueba para lo que vendrá después. Estamos aguantando mucho más de lo que nadie hubiera imaginado. Estamos renunciando a cosas impensables … y seguimos vivos. Continúan vendiéndonos herramientas tecnológicas de todo tipo, aplicaciones y cachivaches que ahorran trabajo pero que terminan llevándose todo nuestro tiempo y nuestra energía. Ya solo los viejos saben darse un paseo a solas con sus pensamientos.
Está más cerca ese día en que nuestra cómoda vida de perros incluirá una pequeña “solución habitacional”, junto con una gran banda ancha para que permanezcamos en casa, moviéndonos solo entre las pantallas del móvil, la tablet, el ordenador y la televisión. Ahí dispondremos de todo. ¿Qué más podremos necesitar, como los perros de hoy?. Trabajo, vida social, ocio, cultura, sexo, espiritualidad… todo lo tendremos al alcance de un clic. Estaremos controlados, pero felices, como nuestros perros actuales. Habremos renunciado a nuestras relaciones cara a cara, a los encuentros imprevistos, a las aventuras reales, a aparearnos y reproducirnos, a nuestro lado creativo, al contacto con la naturaleza no domesticada. Habremos renunciado a decir ¡no!. Habremos renunciado a ser libres…Pero seremos felices, como nuestros perros ahora.
22 noviembre, 2020
Leí una vez en PLUTARCO cómo en la Roma de los primeros Césares a las clases aristocráticas les habia dado por malcriar a sus mascotas de una manera ridícula y obsesiva, que substituía cualquier relación interpersonal (diríamos hoy)con los mimos y la importancia que les concedían a sus perros, gatos, o simios. Para ese historiador la falta de responsabilidad cívica procedía de esa «enfatuación». Pero por otro lado, las fábulas de Ovidio, Apuleyo, Esopo, Cervantes, y LaFontaine nos revelan la gran inteligencia que brilla dentro de las distintas especies — a vergüenza nuestra.
Tal vez convenga recordar en este contexto hasta la visión del poeta William Blake de que en los capitulos del Jardín del Edén, todo está a la inversa — eso sí, para los sabios que sepan leer el Satán de las Escrituras como el verdadero ángel de la sabiduria, y al Creador Urizen que se pasea en su Jardín en la tarde como el malo del cuento por ser un dador de Leyes y de restricciones. O sea, que ahi la Serpiente, según Blake, nos abre las puertas creadoras y de libertad.
22 noviembre, 2020
Excelente analis y reflexion evolutiva.
Gracias. Continua escribiendo.
22 noviembre, 2020
Lamentablemente tengo que darle la razón.Ha explicado usted en buena parte lo que es el comunismo al que nos lleva este gobierno.Con los millones de parados reales más los que se sumarán tras los Ertes y la enorme crisis económica que no ha hecho más que empezar,no nos va a quedar otra que esperar turno en las colas del hambre y con suerte poder acceder al Ingreso Minimo Vital del camarada Iglesias.En nuestra querida España cada vez hay menos «lobos salvajes»y más cachorritos amaestrados y adoctrinados.No hay más que asomarse a los medios de comunicación (prensa,radio o televisión)para darse cuenta de lo que digo.Nuestra libertad está más amenazada que nunca.Un saludo.
23 noviembre, 2020
Excelente análisis de lo que nos está haciendo el gobierno radicalcomunista. No se puede explicar mejor la dictadura que nos están imponiendo y la pérdida de libertad absoluta a la que nos han llevado.
Quizá le ha faltado añadir que, para estar más entretenidos en casa, el doctor fraude nos someterá tres veces a la semana a sus afamados Aló Presidente televisivos.
24 noviembre, 2020
Creo que aunque la reflexión es interesante, la comparación entre la evolución de los perros y la de los humanos no es correcta, ya que estas comparando un animal irracional con uno racional. Los perros no han elegido estar donde están, mas bien los humanos han decidido que los perros hagan esas funciones, al igual que otros animales (vacas, gallinas, caballos, etc). El ser humano ha ido transformando la naturaleza a su voluntad (lo que ha podido/querido) al contrario del resto de seres vivos que se adaptan a la naturaleza.
Ahora bien lo que dices es verdad, desde el poder se esta intentando domesticar al pueblo, pero eso no es una cosa de ahora, ni de la pandemia, desde que existe una élite siempre ha controlado al pueblo, para que no se releve, gracias a la religion, la television o mas recientemente con las nuevas tecnologías.
Y la ultima reflexion que haces de estar aislado en tu casa, creo que la podias haber echo hace 20 años o 200 0 2000, es siempre la misma y no es otra cosa que la nostalgia, si pasado mañana esos chavales que supones que no hacen vida social salgan al parque a hacer botellon, tú comentario sera el mismo (la juventud de ahora tal..).
Sin ir mas lejos date un paseo por Cuellar, con cuantos chavales te vas a cruzar y con cuantos «adultos» es mas ve a cualquier evento social, ya sea una discotecas, cine, partido de futbol, etc, que ves, mas personas adultas o mas jovenes? otra cosa seria que tu con tu edad compartieras gustos con los de otras edades.