Cruzamos hacia Argentina
Dejamos el Parque de las Torres del Paine por el Mirador del lago Nordensfjölk y seguimos hacia la frontera argentina, bordeando la Laguna Amarga. Un nombre inspirador, si lo unimos a los carteles que nos recuerdan que conducimos por la “Ruta del fin del mundo” y que estamos atravesando la provincia chilena de “La Última Esperanza”… Y yo sin hacer testamento.
Tomamos un café y compramos algunos recuerdos en el único edificio que hay junto a la aduana chilena. Da la impresión de que lo acaban de abandonar los pioneros del S. XIX. Nos adentramos por la estepa, en tierra de nadie, hasta llegar a una vieja construcción en medio de la nada que es la frontera argentina. Parece que estamos inmersos en una película de David Lynch. Resulta todo tan extraño en medio de este vendaval…
Enseguida aparecemos en la mítica “Ruta 40” que recorre Argentina de norte a sur, paralela a los Andes, durante más de… 5000 kilómetros. Seguimos hacia el norte. El paisaje ha cambiado completamente. Es la estepa patagónica, fría, seca y azotada por los vientos antárticos. Nos encontramos en la vertiente este de los Andes, donde ya no llegan los vientos húmedos del Pacífico. La carretera se nos muestra solitaria e infinita. Inmensas rectas, adornadas con algunas manadas de guanacos (parientes salvajes de las llamas), a los que hay que prestar mucha atención porque se cruzan cuando les da la gana.
Llegamos a El Calafate, pequeña ciudad, exclusivamente turística, que es la puerta para los glaciares del lado argentino. Son el motivo principal de nuestro recorrido por Argentina. En primer lugar tenemos que cambiar dinero para tener moneda argentina. Todo es un tanto raro porque, después de mucho preguntar, nos mandan a un pequeño garito que está en la segunda planta de un restaurante. Cambiamos 300 euros y … nos dan trescientos billetes de 1000 pesos cada uno. Es un fajo inmanejable. Decididamente estos argentinos están locos. El país está en una situación preocupante y se refleja en todas estas cosas. Además nadie quiere pago con tarjeta y si se paga en metálico hay descuento. Nadie sabe como estará la inflación pasado mañana…
Entre las muchas ofertas turísticas decidimos hacer una navegación por el lago Argentino y ver los diferentes glaciares de este lado de la cordillera. No hace falta recordar que el día está gris, casi negro, que llueve, hace frío y mucho viento. Esto es la Patagonia. Pero el espectáculo que se nos ofrece es precioso. A veces salimos fuera a la cubierta del barco, con el viento golpeando en la cara, para sentirnos más inmersos en esta atmósfera de agua, hielo y belleza. Pasamos por el Glaciar Seco, que lleva bastantes años en retroceso y ahora está colgado con una franja de bosque a sus pies. Navegamos hacia el corazón del Parque Nacional de los Glaciares. Todos son espectaculares pero cada uno es diferente. El Spegazzini es el más alto del Parque, mientras que el Glaciar Upsala, que se nos ofrece majestuoso, es el más extenso de todos. El barco tiene que permanecer a varios kilómetros del frente porque tanto las tierras como los hielos son muy inestables y hay grandes desprendimientos que suponen un grave riesgo.
En un bello rincón del lago el barco nos acerca a tierra para que demos un paseo entre el bosque patagónico, similar al que conocimos en las Torres del Paine. Este sitio se conoce como “Puesto de las Vacas”. Nos cuentan las historia del lugar que es parte de la historia de los pioneros que colonizaron estas tierras en la segunda mitad del siglo XIX y parte del XX. Eran tierras escasamente habitadas por pueblos indígenas. Tanto argentinos como chilenos se lanzaron a una labor de ocupación del territorio porque las fronteras no existían. Primero enviaban expertos para cartografiar el terreno, como el famoso perito Francisco Moreno, que da nombre al glaciar. Luego enviaban pobladores para asentarse, ocupar el territorio y establecer fincas de ganado, fijando la bandera del país ocupante. Los gobiernos daban tierras gratuitas a los inmigrantes que llegaban de diferentes países de Europa.
Cuando, un siglo después, se declaró toda la zona Parque Nacional, se obligó a los ganaderos a abandonar estas tierras. Se marcharon pero… dejaron muchas cabezas de ganado que se fueron multiplicando y crearon un serio problema. En una pequeña cabaña que aquí vemos se asentó con su familia Harry Hilden, un inmigrante finlandés, que en los años ochenta llegó a un acuerdo con los administradores del Parque para capturar las vacas y sacarlas de la zona protegida. Se dedicó bastantes años a la extraña y ecológica tarea pero, tras diferentes avatares, como la muerte de su hijo, y desavenencias con los gestores, abandonó la cabaña, dejando todos los enseres de su vida de gaucho sencillo, que hoy se vislumbran a través de la ventana. Todo este bello paraje parece el rincón más frío del paraíso terrenal. Nos comentaron que su hija quiere traer aquí sus cenizas. Estas pequeñas historias construyen la gran historia de la colonización de estas tierras “vacías”.
Pero la historia siempre la escriben los colonizadores,”los vencedores”. Nuestro guía comenzaba su relato diciendo “cuando en 1850 los nativos robaban el ganado a los argentinos en las pampas…” La misma historia que nos han contado de las grandes llanuras norteamericanas. Tras la independencia de Argentina los diferentes gobiernos se lanzaron a la conquista y ocupación de las grandes extensiones de las pampas. Acosaron, expulsaron y mataron a todos los nativos que las ocupaban para quedarse con los terrenos. La historia continuó por igual hasta el gran sur, arrinconando en las montañas o en las frías estepas a los pocos nativos que hoy sobreviven. Es la misma historia de las películas de indios y vaqueros del oeste americano. Quien cuenta la historia se apodera de la razón y de las razones para la conquista y exterminio de sus habitantes.
Después de varias horas en el barco por fin avistamos en el horizonte el glaciar más icónico, el Perito Moreno. Desde lejos es uno más. Pero es el que ofrece mejor panorámica porque tiene el frente de hielo más largo. Hasta cinco kilómetros que se dibujan en una amplia curva. Llegamos al lado más conocido y fotogénico. Realmente es impresionante cuando el barco se acerca a unos cientos de metros y deja los motores parados. Todo es calma y tranquilidad. ¡Qué inmensidad y qué belleza! Tras el momento Instagram, todo el mundo se queda en silencio contemplando este regalo de la Naturaleza.
El glaciar surge del llamado Campo de Hielo Patagónico, la gran masa helada de donde parten los inmensos glaciares patagónicos. El Perito Moreno tiene una extensión de 250 kilómetros cuadrados y una longitud de 32 kilómetros. La altura tan impresionante del frente alcanza los 60 metros. Pero las cifras son frías y no explican nada de la emoción que produce estar frente a esta muralla de hielo blanco y azul que se construye y se destruye constantemente desde hace muchos miles de años. Nos comentan que estos glaciares están en retroceso de una forma lenta, no como los grandes hielos del Ártico y Groenlandia. Ya conocemos que el calentamiento climático se está produciendo de manera más lenta en el Hemisferio Sur, por razones aún desconocidas.
Para cenar nos regalamos otro poco de cordero patagón, pero esta vez del lado argentino, asado en grandes espetos, “al palo”, en palabras nacionales. Realmente lo hacen muy bien. No tiene que ser nada fácil. Se necesita mucho control durante muchas horas. Al final queda tierno y muy jugoso. Son unos maestros en preparar la carne. No me pude resistir a ir a la zona de asar del restaurante para ver y para que me explicaran todo el montaje para conseguir esta carne tan sabrosa. Ya sabemos que los de la Tierra de Pinares siempre estamos muy recelosos ante un cordero grande asado…
A la mañana siguiente, acompañados por viento y aguanieve nos acercamos a contemplar el glaciar desde tierra, desde “las pasarelas” en la Península de Magallanes, una zona habilitada para apreciar la masa de hielo en toda su inmensidad. Desde aquí se aprecia bien las gran curva que da forma al glaciar. Cada unos cuantos años los hielos desprendidos llegan a unirse con la tierra taponando parte del lago, hasta que la presión del agua consigue derrumbar el gran puente en una explosión de belleza natural y de oportunidades fotográficas. El último gran derrumbe ocurrió en 2018.
Decimos adiós al Perito Moreno. Siempre es un poco peligroso que se cumplan los sueños. Podemos quedarnos sin un lugar donde mirar. Pero nosotros seguiremos… nos espera la mítica Ruta 40.
Navegación. Lago argentino, parque de los glaciares. Primero Glaciar Seco, donde se ve lo que ha retrocedido. Luego el G. Spagazzini, el más alto del parque. Y el Upsala, el más grande. Origen de los glaciares, en los 50 grados latitud. Soplan los vientos lluviosos del pacifico, al subir la cordillera.
Pioneros, tras los peritos que demarcaban territorios, carrera entre chile y argentina. Puesto de las Vacas, donde quedaron vacas abandonadas por los primeros colonos cuando los echaron al hacer el parque nacional, (muchos colonos europeos porque el gobierno daba la tierra para asentarse en carrera con chile por ocupar territorio). Caseta del finés Harry Hildemaro.
Bosque de nothofagus, hayas del sur, , también en NZ o Guinea o en el hielo de la Antártida, de cuando estas tierras estaban unidas. También vemos el calafate, semejante a los arándanos, para dulces, licores. El que prueba el calafate vuelve a la patagónica, dicen…
El guía: cuando en 1850 los nativos robaban el ganado a los argentinos en las pampas…así es la historia para el ganador…
Al final, el frente norte del Perito Moreno. Fotos horrorosas de la gente, siempre en medio del motivo, diciendo lo bonito que es.
La ultima vez que se rompió el puente de los frentes fue en 2018.
Esta equilibrado aunque va perdiendo algo de masa. 250 km2. El frente 2,5+ 2,5 km. 32 km de largo.
Por la noche charlamos con una pareja española de viejos viajeros, que van por su cuenta entre chile y argentina, en pelea con los nuevos tiempos de móviles y todo con reservas digitales…
Al día siguiente, por la noche ventisca y nieve. viaje a las pasarelas. Vista de ambos lados desde la zona de unión. Impresionante. Todo el día diluviando.
Lavamos ropa Gasolina, comida, en carretera hacia la ruta 40
Carreteras infinitas, solitarias. Nos detenemos en Parador l Leona, en medio de la soledad. Gente muy amable, que vive del cariño y de los pesos de los viajeros que se detienen- En con tramos algún guanaco por la carretera, y algunos muertos y secos sobre las vallas de separación. Dramático-
Llegamos a Tres Lagos, final del día. Un descanso en hostal después de la noche tan horrible y fría. Problemas, comentan que el trozo de 73 km de ripio puede tener problemas de barro por el agua ….mañana veremos. Charlamos con àrejas jubilados argentinos, que van al mismo sitio.El rodeo obligado puede ser bíblico, hay que ir hasta rio gallegos en atlantico y subir por la costa para volver a este camino…. Unos 1000km, de propina,,,
Encontramos tres parejas argentinos jubilados. El policía nos dice que no hay problema, que sigamos.Conversamos, disfrutamos, que bonito es entenderse en el mismo idioma, reírse, hacer chistes…y siempre nos entendemos
20 abril, 2024
Magnifico recorrido…. magnifico relato.
23 mayo, 2024
Muy instructivo y bien relatado….un gran cronista
4 mayo, 2024
Quita el aliento