Festejo triunfalista el que se vivía en la jornada de ayer en Navalmanzano en el que el toreo de la tierra, Emilio de Frutos, estuvo sensacional y en la que se cortaron nada mas y nada menos que ocho orejas y tres rabos. El único que se fue de vacío fue el invitado estelar, Jesulín de Ubrique, al que le tocó en suerte el garbanzo negro del festejo, mientras los matadores de toros, Victor Janeiro, Emilio de Frutos, el rejoneador portugues Miguel Moura y el novillero, Mario Alcalde, salían por la puesta grande.
Se lidiaron reses de Hermanos Badía y Espioja, que desarrollaron bravura a raudales. Bueno fue el primero de Badía ante los caballos de Miguel Moura, (2 orejas), que sobresalió por su buen hacer en el tercio de banderillas con una actuación realmente espectacular. Jesulín no tuvo igual suerte y solo pudo dibujar algún muletazo aislado, de buen gusto, ante el primer novillo de Espioja de la tarde, que sacó a relucir un punto de casta, que no le resultó cómodo al gaditano en la faena de muleta.
Su hermano, Victor Janeiro, cambió el rumbo de la tarde sacando a relucir sus buenas maneras en su faena al segundo ejemplar de Hermanos Badía , que buscaba codicioso y repetidor la muleta del de Ubrique, que en una faena de menos a mas terminó por ganar la pelea y cortar las dos orejas y el primer rabo de la tarde. Y bravo fue el cuarto de la tarde, que fue premiado con la vuelta al ruedo, y en el que el torero local , Emilio de Frutos, salió a por todas y ya con el capote le pegó dos medias de muy buena factura, para estar realmente sobresaliente en la muleta, toreando con mucho temple ante un magnífico novillo de Espioja, al que mató de una estocada certera que le valieron las dos orejas y un nuevo rabo.
El torero de Navalmazano está viviendo una etapa de plena madurez y torería y lo demostró sobre el ruedo toreando muy entregado, y jaleado constantemente por su público. Y no se quedó atrás, Mario Alcalde, que estuvo muy valiente y muy torero ante un novillo nada fácil de salida, que sin embargo metió la cara en la muleta con bravura. El chaval de la Mancha echó la pata palante y le sometió con mucha firmeza y torería en una faena que caló mucho en los tendidos y le premió también con las dos orejas y el rabo. Lo dicho, se cortaron un total de ocho oreja y tres rabos y el único que se fue de vacío fue Jesulín, que abandonó el ruedo cabizbajo entre los aplausos respetuosos del público que llenó la plaza de Navalmanzano.
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