Artículo de opinión: Jesús Eloy García Polo
Después de veinte ediciones de la Feria Medieval Mudéjar hay que pensar en una nueva reinvención. Ahora hay Ferias y representaciones medievales, romanas y barrocas por cada esquina. Cuéllar fue pionera y debe dar un salto cualitativo.
Este tipo de Ferias habían nacido como Mercados del Camino con el Año Santo Compostelano de 1992. A partir de ahí crecieron y se extendieron por toda la geografía. Para empezar con la Feria de Cuéllar fuimos a visitar el mayor referente, que era el Mercado de Santo Domingo de la Calzada y la Feria Medieval de Tordesillas, que era la única cercana por aquellos años. Desde el Ayuntamiento convocamos a diferentes asociaciones, músicos, gente de teatro, de atrezzo, de carpintería… y se puso en marcha la primera Feria Medieval con nuestros propios medios y escaso presupuesto. Aquello funcionaba y año tras año se fue ampliando en colaboración, en actividades, recreaciones y espectáculos teatrales o caballerescos.
Todo eso ya está copiado y repetido en muchos pueblos de aquí y de allá. El modelo funciona pero hay que seguir recreándolo, manteniendo el mismo esquema pero sin seguir repitiendo lo mismo en cada sitio.
Un buen aspecto a reforzar podría ser todo lo relacionado con comida y bebida. Los miles de personas que visitamos la Feria siempre queremos comer y beber. Y queremos cosas ricas y diferentes. Ahora asistimos a un florecimiento del interés por la cocina que pude reflejarse en un rincón temático del buen comer, con una oferta seria de platos tradicionales y de nuevos aires. Eso siempre funciona y lo vemos en las diferentes Ferias de Día que se han ido extendiendo por muchas ciudades. Es una buena oportunidad y una buena tarea para que los restauradores de la zona hagan de la Feria una referencia gastronómica de calidad y tradición.
Por otro lado han surgido en muchos lugares Ferias de la cerveza artesana que pueden tener aquí su espacio. ¿Hay algo más medieval que unas buenas cervezas de Abadía servidas por un fraile o por un goliardo? Ya han estado diferentes marcas artesanas en la Feria Comarcal con amplia aceptación. Una Feria Medieval puede acoger estos espacios para enriquecerse y crecer. En estos tiempos de incertidumbre vemos que seguimos confiando en los buenos fogones con sus viandas. Nos interesa más que nunca el buen comer y beber, porque eso no nos puede faltar. Nadie inventa nada, todos vamos copiando y recreando. Nuestra Feria debe evolucionar sin copiarse y repetirse. Lo peor que se puede oír después de visitar la Huerta del Duque con todas sus casetas y personajes es la típica expresión “…pues lo de siempre”.
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