web analytics

Piedras caídas: La misma historia que a orillas del Duero.

Abadía de Lagrasse.

Abadía de Lagrasse.

Las historia de abadías y repoblaciones por estas tierras parecen bastante parecidas a las que oímos a orillas del Duero. Guerras e inseguridad tras la llegada del Islam más allá de los Pirineos. Hasta Carlomagno tuvo que pasarse por aquí para animar a sus gentes a ocupar estos fértiles lugares. Los musulmanes estuvieron asentados por aquí a mediados del siglo VIII. Dicen que la Abadía de Lagrasse fue fundada por Carlomagno en el 779 para asegurar estas posiciones, frente a los moros infieles. Poco queda hoy de eso, pero se puede visitar un conjunto de edificios que parecen toda una historia de Francia en fascículos. De la iglesia abacial más antigua conservada, del primer románico, se pasa a construcciones góticas, bellas salas del Renacimiento, una patio conventual del XVIII y… luego la Revolución. Por entonces el edificio se divide, se vende… se pierde…

Son historias que hemos oído tantas veces de las Abadías de orillas del Duero, que parece que estamos en el mismo sitio, con los mismos viñedos, las mismas piedras y los mismos turistas. Han vuelto los monjes, aunque con un nombre raro, se llaman los Canónigos Regulares de la Madre de Dios, casi nada. También hemos visto Congregaciones de Frailes Mínimos, que recuerdan a los que anduvieron por Segovia. Pero, para nombres curiosos, el de una iglesia llamada de las Santes Hosties. Parece que en francés suena más suave.

Abadía de Fontfroide.

Abadía de Fontfroide.

Aquí cerca está otra de las grandes Abadías de Francia, la de Fontfroide, que vivió historias parecidas desde su esplendor cisterciense, durante la Cruzada contra los Cátaros, hasta sus días tristes post-revolucionarios. Sus posesiones llegaban hasta Zaragoza… luego llegó la decadencia… Hoy es un recinto privado, bien mantenido y cuidado. Hace un siglo recrearon las antiguas vidrieras con temas modernistas, que le dan un carácter a-temporal. Hoy tienen abierto su propio restaurante al que no hacemos ascos. Cocina de nivel alto, vinos propios y trato exquisito a precios normales, ¡en un recinto monacal!.

Los monjes de estos lugares eran grandes estudiosos de las plantas medicinales. Hoy todavía se mantienen en todas las abadías cuidados cultivos de un sinfín de especies que adornan, aroman y animan el paisaje. Siempre paseamos entre salvias, romeros, hinojos, tomillos, ruda, ajedrea, anís, adormidera…colores, olores y paisajes mediterránes.

Compartimos la misma historia con estas tierras del Sur de Francia. Aquí nació la Cataluña medieval, desde aquí se extendió el románico por los pirineos y por la península, luego las abadías del Cister, las repoblaciones, las guerras en nombre de Dios, las guerras de todos contra todos…, hasta el Tratado de los Pirineos que en 1659 marcó la frontera definitiva hasta nuestro siglo XXI. Como resultado anacrónico nos queda hoy el pueblo leridano de Llivia situado en pleno territorio francés. Son historietas de la historia.

Postdata

Postdata

Postdata. ¿Para qué estudiamos historia… y geografía…y filosofía…? Pues para disfrutar cuando salimos más allá de las cuatro paredes de nuestra casa, para comprender, apreciar y amar un poco más a las gentes y, sobre todo, para entender nuestro lugar en el mundo…que hemos nacido aquí por casualidad y nos han dado una historia, unas creencias, un país…todo por pura casualidad… tan bueno y tan feliz como cualquier otro.

Una foto para terminar que sugiere que el conocimiento siempre surge sobre las viejas piedras.

Autor: Jesús Eloy García Polo

Muévelo

Trackbacks/Pingbacks

  1. Viaje sin Reserva: Piedras caídas | Acueducto2 - […] Ir al texto […]

Comenta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.