Editado Por Opinion en Ago 28, 2014

Por qué cada año se marcha más gente de Cuéllar durante las Fiestas? ¿Por qué se van si son los mejores días en el pueblo, si son los Encierros más antiguos, si son las fiestas más alegres en la calle, si son las mejores fiestas de la provincia y del mundo mundial?

Supongo que no habrá una sola respuesta y sí  muchas razones diferentes; pero habrá algo general que se puede denominar falta  de atractivo,  de motivación y de seducción. Hay cosas mejores que hacer y sitios más divertidos donde pasar estas fechas.

Cuando llegan estos días todos nos sentimos atados a la rueda de la vida  que da vueltas y vueltas. Es el  el eterno retorno. Ya están aquí las fiestas otra vez, todo vuelve. Los atractivos del programa son  como los de una noria (de las de regar), con el mismo burro que da vueltas al mismo pozo en medio del hastío y del aburrimiento.

Soy una persona normal, de intereses y divertimentos normales. Por eso, cuando veo el Programa de las Fiestas me pregunto ¿Y para mí, qué hay? Me gustan los Encierros, por supuesto, pero ahí termina mi interés por los toros. No me interesan las corridas, como tampoco a la mayoría y entonces me pregunto ¿Qué puedo hacer a partir de las diez de la mañana? Ya tomo vinos con los amigos otros días, meriendo con ellos a lo largo del año, ya disfruto con las dulzainas … entonces ¿qué me ofrece el Programa de Fiestas que no encuentre en el resto del año?

Los programas festivos en todas partes se han ido enriqueciendo con una oferta cultural variada, con espectáculos de teatro, conciertos, actividades deportivas y lúdicas para gente de toda edad y condición… En Cuéllar parece que tenemos nuestro propio logo “sólo toros”. Antes era “panem et circenses”, pero ahora casi nos falta hasta el pan y nos hemos quedado solamente con los toros en el circo máximo. Convendría echar una ojeada a otros programas festivos para ver, por ejemplo en la taurina Pamplona, la cantidad de actos y actividades de tipo cultural y lúdico que inundan cada día de fiesta. Es un ejemplo. Hay muchos.

Los tiempos van cambiando y ya les pedimos más cosas a las fiestas. Los programas se repiten, como los rezos de un rosario. El ayuntamiento se conforma con ofrecer más de lo mismo. No falta dinero, falta imaginación. Suponemos  que hay dinero disponible porque con la gestión municipal de la Plaza de Toros se han gastado 80.000 y 120.000 euros más en los últimos dos años.

Las fiestas deben volver a ser esos días deseados por todos, no sólo por niños y adolescentes. Días para romper la monotonía del trabajo o del paro diario. Días para hacer algo diferente con los amigos, porque ya tenemos otros 51 domingos en el año. Días para dejarnos sorprender y seducir con algo diferente que nos alegre el cuerpo y el espíritu. Nosotros también tenemos derecho a las fiestas ¿o no?

 Texto e imágenes: Jesús Eloy García Polo