Editado Por Jesús Eloy García Polo en Nov 22, 2015

Cada otoño tengo una cita en Riaza… porque en Segovia también tenemos hayas. No son grandes bosques, como en el norte, pero nos ayudan a imaginar esos escenarios de los cuentos de hadas, sugerentes, umbríos y temerosos por sus oscuras neblinas. Cada año es diferente y no siempre las hayas nos regalan esos colores de país encantado, pero siempre son muy agradecidas y nos recuerdan que la naturaleza cambia, sigue viva y nosotros con ella.

Este hayedo que tenemos en la provincia de Segovia es más conocido y visitado por los madrileños amantes de la naturaleza que por los segovianos, que lo tenemos al lado. La gente de Madrid lo conoce como el Hayedo de la Pedrosa. Pero en Riaza siempre es el hayedo de la Quesera, porque encontramos las hayas a lo largo de este puerto tan bicicletero, que sube hasta el límite con la provincia de Guadalajara, a 1757 metros de altitud.

Vidta desde el puerto de La Quesera.

Tienen más nombre y reconocimiento los hayedos de la vertiente sur de la sierra, el de Montejo y el de Tejeda Negra, que se enorgullece de ser el situado más al sur de Europa. Sin embargo es en el pueblo salmantino de Herguijuela de la Sierra, en la vertiente sur de la Sierra de Francia, donde está el haya, solo una, más al sur de Europa. Allí la conservan como oro en paño, por su rareza en un clima casi mediterráneo.

Estas hayas de Riaza son menos conocidas y por eso menos visitadas. Es el único hayedo que no tiene restricciones de visitantes y en el que se puede caminar más libremente, aunque esto suponga andar con despiste por grandes desniveles y sendas poco reconocibles. Faltan rutas señalizadas claramente y esto ya empieza a suponer un problema para la conservación, por el incremento de los visitantes. Cada bota es una agresión en este suelo tan erosionable y añade más dificultad para el crecimiento de los nuevos ejemplares. Por otro lado, también resulta difícil adentrarse por este bosque en unas laderas tan pendientes, con escasa señalización y frecuentes nieblas. Hay que añadir que carece de espacios para aparcar… entonces todos nos desperdigamos y nos movemos por los sitios más insospechados, aumentando la erosión y la falta de cuidado. La única protección que posee este hayedo es la inclusión en la Red Natura 2000, que no se concreta en medidas específicas. Por todas estas razones los visitantes tenemos que mimar un poco más estos rincones que nos regala la naturaleza antes de la llegada de los fríos.

Imágenes del hayedo de Riaza.

Las hayas no ocupan gran extensión, apenas unas 80 hectáreas. Son supervivientes de la última glaciación, a pesar de la explotación humana hasta hace apenas 50 años y a pesar de un clima cada vez menos húmedo. Se extienden por las hondonadas de la ladera norte, por encima de los robles y acompañadas por los serbales que en el otoño ponen un rojo ardiente en el paisaje y contribuyen a este colorido final de temporada.

Cuando llegamos a lo alto de La Quesera abarcamos con la vista más de media provincia y contemplamos toda la penillanura segoviana, con la Tierra de Pinares al fondo. Nos sentimos más segovianos, nos sentimos más parte de este paisaje, aunque lo veamos pobre y con un futuro bastante incierto.

Ejemplar del hayedo de Riaza.