Pablo Hermoso de Mendoza sigue siendo el rey del toreo a caballo y lo volvió a demostrar en Cuéllar nuevamente, con una actuación realmente sensacional ante un buen toro de El Canario, en el que sacó a relucir toda su maestría y temple. Primero, parando al toro de una forma magistral, para a continuación, fijar y templar la embestida de un toro, que acudía siempre al encuentro con el caballo con mucha raza y ante el cual, el rejoneador navarro sacó a relucir los mejores caballos de sus cuadra.
Así lo hizo en banderillas con una monta realmente espectacular a lomos de Disparate, con el que dio un auténtico recital, dejando llegar mucho al toro, para clavar tres grandes pares de banderillas, clavando siempre al estribo y después salir de la suerte, templando la embestida y cabalgando de costado( cambiando de tranco), para rematar con unos recortes espectaculares, delante mismo de la cara del toro.
Toreando de esa forma tan magistral levanto al público de sus asientos, para rematar después la faena con un excelente par a dos manos con la monta de Beluga , que ese si que es un caviar del bueno, y acabar con la vida del toro con la monta de Pirata, dejando llegar al toro muy encima y clavando arriba, lo que le valió conseguir la primera oreja.
Su segundo toro no fue tan bueno, pero mientras le duraron las fuerzas, a Pablo Hermoso le sobró para clavar un par de banderillas excelente con la monta de Chenel y otro mas con Habanero, con un gran dominio y temple, que le valieron para conseguir la segunda oreja y salir por la puerta grande.
Lo demás fue otra historia bien distinta. El rejoneador jerezano Fermin Bohorquez, no estuvo muy acertado en su primero, para subir el listón de su actuación en el segundo de su lote, con la monta de Bohemio con el que protagonizó un gran tercio de banderillas, y colocar después un sensacional par a dos manos, lo que le valió conseguir su único trofeo. Y de otro lado el portugués, Paulo Jorge Santos, demostró que lo suyo es otro concepto del toreo, que no tiene nada que ver con el que estamos habituados a ver en todo rejoneador portugués, pero lo que son las cosas, encandiló a público en banderillas, clavando un par al violín y, de forma sorprendente, ( no se como ni por qué) consiguió cortar dos orejas y acompañar a Pablo Hermoso en su salida por la puerta grande, que este, como les decíamos, sigue siendo el rey.
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