¿Por qué hacemos deporte? ¿Por qué nos damos palizas corriendo, nadando, pedaleando o subiendo montañas…para “nada”? ¿Qué sentido tiene todo ese esfuerzo aparentemente gratuito? ¿Solamente por adelgazar? ¿Qué sentido tiene el deporte?
En apenas dos generaciones nuestro estilo de vida ha cambiado radicalmente. Ya no quedan trabajos que exijan gran esfuerzo físico. Ya no hay que cavar, picar piedras, transportar mercancías a la espalda, mover grandes pesos… La mayor parte de los trabajos actuales los realizamos sentados en una silla frente a una pantalla u otra maquinita electrónica. En otros trabajos estamos de pie, sin realizar apenas esfuerzo físico. Luego, cuando llegamos a casa, nos espera el sofá y todos los entretenimientos que nos ofrecen las diferentes pantallas. A lo largo de una jornada normal nuestro gasto de calorías es mínimo. Y cada vez será menor, porque toda la tecnología tiende a que realicemos el mínimo esfuerzo físico.
Por otro lado, también en dos generaciones, nuestra alimentación ha cambiado por completo. Hemos pasado de un periodo de escasez constante a otra época de superabundancia de alimentos. Nunca hemos dispuesto de tal cantidad y calidad de alimentos como ahora. Podemos ingerir la cantidad de calorías que queramos y cuando queramos.
Esto ha supuesto romper un equilibrio entre el gasto energético diario y la aportación de calorías a través de la alimentación. Nunca habíamos “trabajado” con tan poco esfuerzo y nunca habíamos dispuesto de tantas calorías baratas. El resultado de este estilo de vida es la obesidad galopante en todos los estratos sociales, pero más aún entre los más pobres, porque seleccionan peor la alimentación. Al contrario que en otras épocas, que se asociaba a las personas gordas con su poderío económico.
Hay que recordar que nuestro cuerpo, evolucionando desde el australopithecus hasta el homo sapiens, está diseñadopara correr, saltar, acarrear pesos, luchar… y para hacer todo tipo de esfuerzos, no para estar sentado durante largas horas en una silla o tirado en un sofá. Es una maquinaria atlética perfecta que necesita activarse y funcionar constantemente para sentirse bien y mantenerse sano. Cuando realizamos esfuerzos, actividades físicas, nuestro cuerpo nos envía señales de agradecimiento liberando cantidades de endorfinas, sustancias con efectos similares a los opiáceos que favorecen el sentirse bien, eliminando la agresividad, la ansiedad y la depresión, propias de una saciedad anquilosada. Por esa razón, los que hacen deporte habitualmente necesitan el deporte para encontrarse bien y si no, parece que les falta algo. Es su dosis diaria de endorfinas.
Cada vez se recurre más al ejercicio físico para mantener buenos niveles de salud, también en la tercera edad. Ya se reconoce que la prescripción de ejercicios en lugar de medicamentos ahorraría miles de millones al sistema sanitario. El sistema muscular es un órgano endocrino que pone en marcha reacciones moleculares para liberar sustancias vasodilatadoras, relajantes, estimulantes, que controlan la temperatura corporal, el flujo sanguíneo, el sistema nervioso… manteniendo toda la maquinaria corporal en buen funcionamiento.
No hemos inventado ahora el ejercicio físico y el deporte. Lo inventó el primer australopithecus que bajó del árbol y tuvo que correr y luchar para poder comer y mantenerse vivo cada día. Somos sus herederos.
Artículo de opinión: Jesús Eloy García Polo
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