El encierro de los novillos del hierro portugues de la Condesa de Sobral han hecho honor a su procedencia de Torrestrella, y han dejado un buen sabor de boca como corresponde a los vinos de la casa Domecq. La suelta ha sido espectacular y los novillos han apretado en los pinares, que han atravesado en menos de diez minutos, para plantarse en el paso del Cerquilla, primero dos de los tres jaboneros, seguidos detrás del resto de sus hermanos, y cerrando el encierro el novillo burraco.
Una vez pasada la carretera, Pedro Caminero y su gente han conseguido reunir la manada, para dirigirse camino del casco urbano perfectamente hermanados, hasta que ha roto la carrera uno de los jaboneros, desde la parte alta del Embudo. A continuación, se han lanzado el resto de la manada, que se han reunido en medio mitad de la bajada, para entrar en las calles en grupo, y protagonizar un encierro muy rápido y emocionante, con bonitas carreras a lo largo de todo el recorrido.
Los novillos de procedencia Domecq han apretado en las calles, y han enfilado las Parras a toda velocidad, con cuatro novillos abriendo la carrera, otros dos unos metros por detrás y el novillo burraco cerrando el encierro. Y como les decía, el encierro ha dejado tan buen sabor de boca como un buen «Fino La Ina», porque con pocos corredores en las calles, se ha podido correr delante de los novillos sin apreturas. Vamos que el encierro ha hecho honor a un invitado de lujo como Álvaro Domecq. Y además no ha habido heridos.
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