Del buen sabor de boca del encierro de La Condesa de Sobral al sabor amargo del encierro de Lagunajanda. Así ha ocurrido esta jornada en el tercero de los encierros de las fiestas de Cuéllar, que ha sido muy complicado desde la salida de los corrales, y a lo largo de todo el recorrido por el campo. Los toros de esta ganadería de Vejer de la Frontera han roto el encierro desde la salida y han emprendido una veloz carrera por la zona de pinares, hasta el paso del puente de Las Máquinas, que han pasado primero un toro castaño, y mas tarde el resto de sus hermanos, cerrando el grupo el segundo de los toros colorados del encierro.
Pero los problemas no han acabado ahí, porque una de las reses no ha conseguido ser controlado por los caballistas tras el paso de la carretera y ha seguido su veloz carrera hasta plantarse en las calles de la villa, en la zona del polideportivo, hasta conseguir ser aislado en la zona de la piscina municipal, afortunadamente sin causar ningún incidente grave. Y una vez controlada este ejemplar de Lagunajanda, han hecho su entrada el encierro con los cinco toros restantes, dos de ellos abriendo el grupo, después uno burraco y a escaso metros los dos toros colorados, de la mano de Pedro Caminero.
De manera que los dos toros negros de Lagunajanda han encabezado el encierro por las calles, seguidos del burraco y de los dos colorados a un paso muy lento , y con espacio mas que suficiente para encontrar sitio delante de la cara del toro por parte de los corredores, que han podido correr nuevamente esta jornada sin apreturas. Pero la historia no estaba en el recorrido del encierro, sino en la zona de las piscinas donde el sexto toro del encierro ha sido anestesiado después de causar destrozos en coches y en las instalaciones de la piscina municipal. Vamos…»que la película de los Lagunajanda tenía mucha guasa pero con final feliz» porque un día mas no ha habido heridos.
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