Las cosas han vuelto a la normalidad en el tercer encierro de las fiestas de Cuéllar, en el que los novillos de Brazuelas han sido tan suaves a lo largo de todo el recorrido que no ha habido ningún incidente. De salida todas las reses agrupadas detrás de los cabestros. Les han parado a continuación nada mas entrar en el pinar, y así con una conducción tranquila ha transcurrido el recorrido por el pinar, y el paso de las Máquinas en el que la manada ha pasado perfectamente agrupada, con aplausos por parte del público.
La normalidad han sido después la tónica en el recorrido hasta la zona del embudo en el que las reses han bajado lentamente hasta apenas trescientos metros de la entrada en las calles, donde se ha lanzado la carrera, con los cabestros por delante y los novillos en la cola del grupo. Ha sido una entrada muy bonita, como no se recordaba desde hacía mucho tiempo. Tanto que el público ha pedido el lanzamiento de la carrera, y la expectación la ha levantado la carrera de una liebre al paso de las reses.
Después en las calles, ha sido un encierro muy rápido en el que las reses han subido agrupadas, con un toro ligeramente adelantado en la calle Parras y el resto de la manada por detrás, y con bonitas carreras a lo largo de todo el recorrido. En definitiva, un encierro de los que gustan a los corredores y en el que en el lado bueno de las cosas no ha habido ningún herido. Tan suave ha sido la cosa, que un espectador de Mozoncillo a mi lado recordó que no se había tomado el Gelocatil.
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