«Que aflore lo enterrado» es el título de la exposición que se puede contemplar la sala de exposiciones Cronista Herrera, una exposición que repasa documentalmente las duras condiciones de vida que tuvieron que soportar los mas de 2.000 presos republicanos encerrados en el fuerte de San Cristobal, de Pamplona. Entre ellos mas de 300 presos segovianos, 42 de los cuales murieron en esta prisión durante y posteriormente a la guerra civil.
La exposición se presenta el trabajo realizado por la Fundación Txinparta sobre las exhumaciones efectuadas en el Cementerio de las Botellas, del Fuerte de San Cristobal, entre los años 2007 a 2014 a solicitud de los familiares de las víctimas. La muestra plantea un recorrido por la historia del Fuerte como prisión, como sanatorio penitenciario, como lugar de enterramiento y como lugar de recuperación de la memoria.
Por parte de Koldo Pla, miembro de esta asociación, se realizó un repaso sobre las duras condiciones de vida en la cárcel, la fuga de mayo de 1938 en la que 207 presos fueron asesinados, y 14 posteriormente fusilados, así como sobre la exhumación de los restos del cementerio de Las Botellas, y la posterior identificación de las víctimas de ese cementerio, y en otros enterramientos en municipios de la zona.
La exposición ha sido organizada por la asamblea comarcal de Izquierda Unida, y sirve a la vez de homenaje a muchos de los que murieron allí, entre ellos Luis Cubo Fernández, de Nava de la Asunción, el único segoviano exhumado hasta la fecha, de los seis de Nava que murieron en ese penal, además del ya mencionado, Vicente Maroto, Ángel Sanz, Cipriano Fernández, Demetrio Bercial y Agustín de Lucas. Y de toda esa labor la propuesta es convertir el Fuerte de San Cristóbal y el monte Ezkaba en un lugar de memoria.
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