Está claro que, en principio, a nadie nos gusta pagar impuestos, que todos nos parecen injustos, desiguales y, sobre todo mal empleados por políticos incapaces o corruptos. A partir de ahí hay que reconocer que los impuestos son el coste que pagamos por vivir en sociedad. Cuanto más justos y significativos sean, mayor será el nivel de convivencia y de estabilidad social.
El nuevo gobierno de Andalucía traerá a primera página las reformas que el PP quiere hacer efectivas en toda España al grito demagógico de “Vamos a bajar los impuestos”. Educación, Sanidad, Servicios Sociales… se financian con impuestos. ¿Qué ocurrirá con ellos? Que continúe la demagogia…Los Presupuestos Generales que ha aprobado el Gobierno de Sánchez incluyen la subida de algunos impuestos y, por tanto, para la derecha son como la amenaza del diablo.
Los impuestos además de financiar esos capítulos cumplen la función de redistribuir la riqueza, reequilibrar la sociedad y atender las desigualdades que crea el mercado. Los países con mayor presión fiscal tienen menores desigualdades sociales, son menos conflictivos socialmente y disfrutan de un mayor nivel y calidad de vida. El ejemplo típico son los países nórdicos, en contraposición con Estados Unidos, un país muy rico pero con graves desequilibrios sociales que generan un constante clima de violencia e inestabilidad social.
Los nuevos gestores de Andalucía predican una inmediata rebaja del IRPF, que dejará a todos contentos. La corrección prevista puede afectar en un punto a las nóminas de 1000 euros pero podría rebajar hasta diez puntos a los que cobran nóminas de seis cifras al mes. Al uno le pueden rebajar 40 euros…. pero al otro hasta 40.000…Y todos contentos!
Sin embargo el impuesto que más se presta a la demagogia barata es el Impuesto de Sucesiones con el que siempre andan por las redes enredando a los más ignorantes. Parece que todos están de acuerdo en que debe suprimirse porque es injusto, porque ya se ha pagado previamente y por un montón de cosas más. En la mayoría de las Autonomías está exento hasta el 80 por ciento de las herencias. En Castilla y León solo se paga a partir de los 700.000 euros y de 130.000 € de vivienda. La mayoría de los herederos directos apenas paga nada. ¿Quién está interesado entonces en que se suprima?
Veo en el Facebook pidiendo su eliminación a gente conocida que, como la mayoría, solo dejaremos una vivienda en herencia. La manipulación es ofensiva. Los realmente interesados quedan ocultos moviendo estos hilos en las redes y en programas de tv, supuestas tertulias donde es fácil extender la demagogia, sin nadie enfrente que desenmascare el engaño.
En algunas sociedades antiguas, así aparece en el bíblico Deuteronomio, las propiedades volvían a repartirse cada siete años, para que los miembros de la comunidad estuvieran equilibrados en sus riquezas o pobrezas. Esa es la función principal del Impuesto de Sucesiones, reequilibrar lo que el mercado ha desequilibrado hasta el punto de poner en peligro la convivencia social. Ese peligro de fractura social es muy evidente en los países hispanoamericanos, donde una pequeña clase social detenta la mayor parte de la riqueza, mientras la gran mayoría de la población se mueve al nivel de supervivencia o no llega. La violencia social es la consecuencia más clara de esa fractura.
Los diez años de crisis han aumentado este problema en España y en muchos países. Los más ricos han continuado acumulando la riqueza creada mientras las clases medias, sobre todo, han visto decrecer su poder adquisitivo. Los medios de comunicación están en manos poderosas y se encargan de repetir el evangelio del emprendedor, de los fracasados por falta de esfuerzo, de la falsa igualdad de oportunidades, del hombre triunfador hecho a sí mismo. Es el Evangelio de los poderosos para justificar y perpetuar su situación.
La demagogia del Impuesto de Sucesiones, como tantas otras, son triguillo evangélico que lanzan a las redes para tener entretenido al personal. Llenan los medios con discusiones y proclamas sobre las banderas, la españolidad, los toros, la cultura de Occidente…mientras sus gobiernos hacen las tareas en la oscuridad: disminuyen financiación de la Escuela Pública, privatizan la Sanidad, las empresas públicas o cualquier servicio público que pueda ser rentable (el agua, las basuras…) venden a fondos buitre viviendas de protección oficial, rebajan los impuestos a los ricos, rebajan impuesto de sociedades…Ése es el programa real que nunca explican, mientras nos entretienen con las monsergas de las banderas, los toros o el miedo a los inmigrantes que acabarán con nuestra cultura y nuestras tradiciones.
Bien sabe Pablo Casado que buena parte de los 57.000 inmigrantes que llegaron a España de manera irregular el año pasado serán los que hagan posibles nuestras pensiones en la próxima década. Pero ahora es mejor buscar chivos expiatorios para desviar la atención de los problemas reales y no tener que hablar del degradante paro juvenil, de la corrupción, de los millones que nos debe Bankia y de las desigualdades que ha provocado la crisis con el apoyo legal de los diferentes gobiernos.
16 enero, 2019
Ahora solo viven bien los que cobran del estado. Y el mínimo en sucesiones esta ahora en 700.000 gracias a ciudadanos. Antes estaba en 200.000.
Y sucesiones es lo de menos. Hay otras decenas de impuestos y de obligaciones que gravan al que comete el error de tratar de vivir de su propio esfuerzo y riesgo en vez de los impuestos que pagan los demás.
16 enero, 2019
Qué gran artículo de Eloy. Con verdades como puños que demasiadas veces permanecen camufladas a conveniencia de los poderosos.
16 enero, 2019
Me parece un análisis estupendo ,muy real de lo q está pasando en España ,los andaluces q han votado a Vox debería saber estás y otras muchas cosas ,los pequeños empresarios q están en contra de la emigración ,son ellos mismos quienes les explotan para la recogida de sus frutas y verduras …
19 enero, 2019
Toñi corazón, tengo una empresa hortícola, y te propongo que tu y otra gente como tu, estéis disponibles cuando los empresarios explotadores necesitemos recoger nuestras hortalizas, y no haya nadie en el paro que quiera recogerlas, creo que el sueldo que se ofrece es incluso mayor que el que perciben muchos asalariados con carreras importantes, (y habla Eloy de demagogia).
¡Que fácil es hablar sin tener idea de los problemas de los demás! y repartir el esfuerzo de los que se rompen la espalda trabajando en un dia mas de lo que trabajan otros en una semana.
Porque también podíais hablar de eso, de repartir esfuerzo.
Que aburrimiento, con el disco rayado desde tiempos inmemoriales.