El Carnaval de Cuéllar ya no es lo que era, pero casi con toda seguridad, no será nunca mas esa excusa para utilizar la sátira contra la clase política y el clero, como lo fue durante la época de las murgas cuellaranas, allá por mediados del siglo pasado. Pero no es cuestión de mirar atrás, en cualquier caso es la excusa perfecta para travestirse y en estos tiempos domina la cultura televisiva. Es el signo de los tiempos.
Mas de trescientas personas participaron en el desfile del carnaval cuellarano, y la mayor parte de ellos muy jóvenes, que llevaron esa nota de color carnavalesco a las calles de la villa, acompañados de las charangas de la localidad. Y ni tan siquiera la lluvia desanimó a los participantes, en el desfile por las calles de la villa, hasta la plaza de toros. Punto final del desfile y de la otra parte de la fiesta, que se prolonga por los bares de la localidad.
En cuanto a los disfraces, los tiempos cambian, pero hay cosas que no como el uso y costumbre de emplear un trozo de tela y convertirse en representante del clero. Y siempre hay lugar para colocarse un uniforme y por una noche reconvertirse en policía urbano…y todo lo demás deja paso a la imaginación, granjero busca esposa, toros que buscan vacas, y hasta máquinas de chicles, muy simpáticas las niñas.
Pero no hay carnaval que no cuente con las conocidas máscaras venecianas, que en la actualidad es todo un contrapunto, con la imaginación desbordante de los mas jóvenes…Eso si hay cosas que no fallan, chicas malas de vaqueras, travestirse de mujer, bailarinas descocadas, etc. Lejos quedan los tiempos en los que desfilaron unas exuberantes brasileñas…y la noche no invitaba a ir sin algo de abrigo.
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