Ángel Martín. Jefe de Servicio de Sanidad Vegetal del MAGRAMA.
Haciendo balance de lo que han sido el II congreso de Horticultura celebrado en Cuéllar, queda clara una cuestión los profesionales de este sector son unos agricultores cada vez mas especializados, que tiene que estar en continua formación para adaptarse a una normativa cada vez mas exigente y a lo que se denomina como una gestión integral de sus cultivos y explotaciónes.
Y el papel formativo ha quedado patente en las ponencias, en las que se ha analizado entre otros temas, el uso sostenible de los fitosanitarios, y otras cuestiones muy importantes para los productores de la zona como las enfermedades que afectan a los cultivos de puerros y zanahorias. Además del proyecto de implantar en la zona los denominados cultivos emergentes, como el brócoli y la coliflor, que se pretende promover en la comarca como cultivos alternativos en la época estival.
Y frente a este componente técnico, sin duda alguna importante, nos encontramos con la realidad actual del sector, que ha pasado por una campaña muy mala, con unos precios de ruina para todos o casi todas las producciones de hortalizas. Por eso la preocupación de casi todos los agricultores, que se han dado cita en este encuentro, es la incertidumbre que existe en el sector, a la hora de afrontar las siembras de cara a la próxima campaña.
Y esa preocupación se escuchaba en los corros de los agricultores, que señalaban que está muy bien eso de la formación, de cumplir con una normativa cada vez mas exigente a nivel medio ambiental, pero quien nos garantiza un precio justo para nuestras producciones..
Agricultores y profesionales siguiendo el desarrollo del Congreso.
Y no les falta razón, porque los pequeños agricultores se encuentran indefensos ante la volatilidad de los precios de las producciones hortícolas, máxime cuando comentaban que, en estas fechas, se están pagando las patatas a un precio tan irrisorio como 3 céntimos kilo, muy por debajo de los costes de producción (12 cts.). y esas mismas patatas alcanzan precios que superan los 45 céntimos al consumidor.
Sin embargo, ante esa cruda realidad no hay respuestas, y los agricultores se encuentran siempre indefensos, y no hay ningún tipo de control, que a ellos si se les exige para llevar a cabo la gestión integral de sus explotaciones.
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