Artículo de opinión de Jesús Eloy García Polo
Llegaron los seis componentes de Algarabía con músicas medievales para alegrar una noche de verano al aire libre. Es un grupo de Segovia que con sus voces, viento, cuerdas y percusión nos llevaron de la mano desde el siglo X al XV para dar un paseo por el rico y variopinto panorama musical de esos siglos medievales, que siempre nos los venden como pobres, salvajes, incultos y monocordes. Descubrimos una música viva, que evolucionaba desde el gregoriano clerical hasta los mundanos madrigales. En el Ábside de Santiago se abría un ciclo nuevo, “ Voces del Mudéjar”, para ayudar a estos ladrillos a que nos expliquen su historia.
Fue un Concierto bastante didáctico para poder degustar una música que hace tiempo que no suena en los 40 Principales. Comenzaron el recorrido histórico por las primeras músicas mozárabes, aquellas que hacían los cristianos residentes en terreno musulmán. Escuchamos luego Cantigas de Alfonso X el Sabio y canciones de los Peregrinos del Codice Calixtino.
Imagen del ábside de Santiago en el concierto de Algarabía.
La parte más sabrosa fueron las canciones sefardíes, conocidas pero siempre con el sabor diferente de cada interpretación. Hablaban de amores, de berenjenas o de ausencias…Representaban a esa otra España, la llamada Sefarad, que desapareció para ellos en 1492 cuando fueron expulsados por los católicos reyes. Ese año acabó la convivencia de las tres culturas y comenzó un imperio católico que ha durado hasta la Constitución no confesional de 1978. La música de ayer nos llevaba a un tiempo donde era posible hablar en lenguas diferentes con dioses diferentes. No faltarían altercados, por supuesto, pero así la cultura se filtraba, se traducían libros y se mezclaban fiestas, gastronomía, vestidos y costumbres. De esa España procedemos.
El grupo Algarabía sobre el escenario.
Terminamos con la música de Juan del Enzina, un zamorano contemporáneo de los Reyes Católicos, que fue el primer hombre del Renacimiento en España. Anoche escuchamos su música fresca que invita a vivir y a disfrutar, olvidando ya las monsergas medievales de la Iglesia. “Hoy comamos y bebamos/ que mañana ayunaremos”. Buen consejo para tiempos de crisis.
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