Dicen que hay que saber llevar el paso del tiempo y los años, y después de ver en concierto a Ariel Rot, hay que decir que ese paso le ha sentado estupendamente al cantante argentino, que sigue componiendo música y haciendo grandes letras y canciones y, en su concierto de Segovia , dejó muestra de su gran magnetismo entre la gente.
Plantado sobre el escenario del Beat Club, acompañado de su guitarra y sin mas puesta en escena, fue desgranando una tras otra las canciones de la Huesuda, que es todo un regalo de sus emociones y sentimientos mas íntimos, y lo hizo con ese particular estilo, que no se si tiene que ver con sus raíces argentinas, que consigue una conexión total con un público muy heterogéneo.
Así pasó de principio a fin del concierto, en el que fue interpretando sus canciones como el mejor de los actores sobre un escenario. Primero a la guitarra y después al piano nos regaló todas las canciones de su último disco y temas escogidos de su carrera, como Debajo del puente y Dos de corazones, que siguen conservando con el paso del tiempo toda su frescura original.
Se puso sus gafas oscuras. Imitó a Lou Reed. Y sentado al piano abrió un hueco para conversar, y contarnos sus reflexiones a cerca de la vida, en Bar Soledad, o los problemas de hacerse mayor, en Pólvora mojada. Y como no, de su relación con las mujeres, las locas dijo, que le han servido para hacer sus mejores letras y canciones, y nos alegramos de que así sea, porque esas experiencias nos han permitido disfrutar de composiciones tan maravillosas como Cenizas en el aire.
Y ya en la recta final del concierto, echó una mirada atrás en el tiempo. Lanzó un mensaje al aire, I will survive, y después de cantarnos sus baladas mas íntimas, para escribir otro final, como hacía calor, canto ese tema y terminó el concierto con su Milonga del marinero y el capitán. Y si Ariel, después de casi dos horas de concierto, hay que decir que el tiempo, sin duda alguna, ha jugado a tu favor.
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