La localidad de Cozuelos de Fuentidueña vivió en la jornada de ayer la tradicional procesión de la fiesta de la Minerva, una tradición que se pierde en el tiempo y que tiene sus orígenes en la celebración de las primeras ceremonias religiosas de los cristianos en el templo de dedicado a la diosa Minerva. De ahí hasta nuestros días ha conservado la denominación de la fiesta, aunque trata de una fiesta de una honda raíz popular, en la que se procesiona la custodia del Santísimo.
La procesión sale de forma tradicional desde la iglesia de la Asunción, y es acompañada, como manda la tradición, por gran cantidad de danzantes, predominantemente mujeres, que bailan a los sones de la dulzaina. La tradición tiene tanto arraigo que participan casi todos los vecinos de la localidad (150), y a lo largo de todo su recorrido las casas de Cozuelos lucen sus balcones engalanados en el día de su fiesta Mayor.
En la plaza, bajo un sol de justicia, se celebró una ceremonia religiosa y oración y después entre cantos y vivas al Santísimo, la procesión volvió sobre sus pasos para regresar de nuevo a la iglesia, siempre acompañada de los sones de la dulzaina y los bailes, de una fiesta que lo que son las cosas, mezcla la tradición cristiana, conserva el nombre de la Minerva (diosa griega) y a la vez mantiene otras tradiciones populares, la de comer, en fecha tan señalada, lechazo asado, que no falta en ninguna de las casas de los vecinos de la localidad.
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