Se volvió a repetir la tradición . Y en la primera jornada del 2020 salió en procesión la imagen del Niño Jesús de la Bola por las calles de la villa cuellarana. Se cumplía de esta manera con un ritual que se remonta la siglo XVII y que permanece viva en las jornadas de Año Nuevo y la fiesta de los Reyes.
A los sones de la dulzaina y con más público que en otras ocasiones, la imagen salió de la iglesia de San Miguel para hacer ese recorrido habitual por las calles del casco antiguo de la villa, con esa parada ritual en la iglesia de San Esteban. Y con el sonido tradicional de las tejoletas, y los bailes habituales de los danzantes.
La procesión fue acompañada de numeroso público y de distintos miembros de la Corporación municipal, con el alcalde de la villa al frente, para recogerse como es costumbre al caer la tarde en la iglesia de San Miguel.
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