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De Silos a Peñaranda…por el camino del Cid

  • Silos

El Camino del Cid nos asoma a los tesoros de la España más interior y vacía. Estas son sus grandes secretos: 39 pueblos declarados Conjunto histórico artístico; 8 lugares o fiestas declarados Patrimonio de la Humanidad; más de 70 Espacios Naturales con diversa protección; más de 200 castillos y atalayas. Arte visigótico, románico, árabe, mudéjar, gótico…Un sinfín de fiestas y de tradiciones gastronómicas, vinos y quesos con denominación de origen…Esto es lo que ofrece un recorrido que cualquier turista moderno calificará, sin duda, de aburrido.

Con estos pensamientos llego a Sto. Domingo de Silos. El Claustro recoge todo el encanto, la paz y el misterio de la arquitectura románica. Conservamos esta maravilla por puro azar del destino. En el S. XVIII se demolió el templo románico para construir otro mayor. El Claustro se salvó por falta de presupuesto.En estos tiempos somos tan bárbaros como pensamos. Apreciamos los capiteles como las joyas que son y como la expresión más fiel de la mentalidad de un tiempo de guerras, miedos y hambres. Grifos, arpías, leones, centauros…junto a escenas bíblicas, componen el muestrario para catequizar a los hermanos que llegaban ignorantes de las aldeas buscando paz…y pan. Era un refugio de sosiego, de cultura y de estabilidad económica en tiempos de penurias constantes. Si además se encontraban a veces a Dios paseando por el Claustro…ya debería ser el paraíso.

El Monasterio empezó a crecer después del año 1000, tras la destrucción sembrada por las razzias de Almanzor. Se convirtió en un gran centro de cultura en la época medieval, sobre todo por su Scriptorium, de donde salieron preciosos códices como el Beato de Silos. Tuvo Hospital y Leprosería por lo que su Botica era reconocida en la elaboración de remedios medicinales. El Cid lo encontraría en plena construcción.

Por estas tierras su mesnada seguía creciendo y debía pensar en la mantenencia de sus hombres. En Burgos, con una argucia propia de la picaresca, había conseguido de los judíos Rachel y Vidas 600 marcos, a cambio de dos arcas con supuesto tesoros…que en realidad estaban llenas de arena. Había entregado cincuenta al Abad de Cardeña y otra parte a los caballeros que lo seguían. Era buen administrador y un señor con sus hombres:

Que a los que por mí dejáis casas y heredades

Antes de que yo muera, algún bien os pueda dar

Lo que perdeis, doblado recuperar.

Se alegró Mio Cid porque su tropa va a más

Se alegraron los otros hombres, todos los que con él están.

Para darle más atractivo al Camino me acerco hasta el Desfiladero de La Yecla. Es una profunda garganta esculpida en la caliza por un pequeño arroyo durante miles de años. Una pasarela nos conduce entre las rocas, suspendidos sobre el agua. Por encima, los buitres leonados sobrevuelan encinas, rebollos y sabinas. Un lugar más para no olvidar.

Luego llega Hinojar de Cervera, Hortezuelos, Espinosa, mencionada en el Cantar Spinaz de Can , y la histórica Caleruega, que fue un Señorio Eclesiástico ejercido por las Madres Dominicas del

Monasterio, quienes nombraban Alcalde hasta el S. XIX. ¡Eso era poderío femenino!. Hoy no llega a 500 habitantes.

Después de pasar Peñalba de Castro me adentro en territorio romano por Clunia Sulpicia, colonia romana que en el siglo II de nuestra era llegó a los 30.000 habitantes. Hoy se aprecian perfectamente el foro, templo, basílica, varias casas, termas y, sobre todo, el Teatro, excavado parcialmente en la roca y actualmente rehabilitado como lugar privilegiado para las actuaciones de su Festival de Verano.

La riqueza del Camino es increíble. Del románico pasamos a los romanos, a la naturaleza salvaje de La Yecla o a la medieval Peñaranda, donde acabo la jornada. Su imponente castillo, como tantos otros en esta zona, fue primero árabe y luego cristiano en el siglo XI, cuando empezó a ser repoblada la villa por vascones, al igual que Caleruega. Las murallas abrazan la plaza, castellana y sobria, excepto por el Palacio de los Duques de Miranda. En este edificio la Junta de C y L nos aloja a los que tenemos la suerte de ser admitidos a alguno de los cursos que organiza. El mío fue de Didáctica del Inglés bilingüe. Es un buen ejemplo de recuperación y reutilización de espacios históricos. En la visita a la Iglesia-Colegiata de Sta. Ana no pude por menos de felicitar al guía que la explicaba por su calidad. Aunaba simpatía, conocimiento y datos, con la amenidad y el toque humano necesarios. Lo valoro mucho porque un buen guía nos hace disfrutar como nadie del patrimonio, desde un Greco hasta una simple piedra romana. Además me permitió hacer fotos a un valioso sepulcro mudéjar, cosa que en mi pueblo ya no me dejan. Amén.

De nuevo en el Camino no puedo por menos que recordar los versos de Manuel Machado:

…por la terrible estepa castellana…

-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.

Autor: Jesús Eloy García Polo

Muévelo

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