Viendo las imágenes del Encierro de Vallelado pienso en lo que se pueden convertir nuestros Encierros, si continúa la falta de control por el pinar y por el campo. Lo que vemos en el video es una feria de motos, quads, todoterrenos, gente suelta, algunos caballos y unos novillos asustados que van buscando una escapatoria a tanto bullicio y desmadre. Hay una cosa positiva: los animales son respetados y son conducidos sin daño alguno hacia las calles del pueblo. Cada uno hace el Encierro como quiere y es respetable, siempre que no se haga sufrir a los animales.
El origen de los Encierros está probablemente en los traslados de ganado de un lugar a otro y en el aprovechamiento de sus carreras y embestidas para el disfrute de los paisanos. Eso es lo que se trata de mantener en Cuéllar por encima de todo, combinando con buena mano el Encierro de campo y el de ciudad. Sin embargo, cada vez vemos más gente y más coches por el pinar, lugar complicado y peligroso. También cada vez hay más descontrol de personas y de vehículos mientras la manada atraviesa rastrojos y tierras de labor. Todos se amparan en un supuesto derecho a ver los toros por el recorrido, pero la masificación actual pone en peligro la supervivencia del Encierro tal como lo conocemos y como lo hemos heredado.
Los viejos del lugar recordamos la manada de toros y cabestros, con tres caballistas, llegando por las “dos carreteras”. Avanzaban casi solos por la carretera hasta el desvío de La Resina y ahí comenzaba el Encierro al grito de “¡que vienen!”. Desde ese tipo de Encierro al Encierro de Vallelado hay un largo recorrido. Pero hoy estamos ya más cerca del segundo.
La presencia de todoterrenos ha crecido en los últimos años sin ningún tipo de control. Aparecen por todas partes, acercándose al ganado en cada momento. La situación ha ido degenerando año tras año y, si se continúa así, nuestro Encierro “morirá de éxito”. No faltan asociaciones que se preocupen por el Encierro, pero faltan las autoridades responsables que tomen medidas necesarias para que el Encierro de Cuéllar no se convierta en un encierro vulgar y sin ningún atractivo. Siempre las tradiciones se adaptan a los tiempos, por eso sobreviven. Pero hay poner todos los medios para no destruirlas. Las ordenanzas no sirven de nada si no se hacen cumplir.
Opinión: Jesús Eloy García Polo
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