Hace ya tiempo que tenía ganas de conocer un poco Egipto. Hasta 20 años atrás era un viaje bastante común dentro de una clase media española cultivada. Pero en estos tiempos, por obra y gracia del terrorismo, casi ha desaparecido Egipto del mapa turístico mundial. Por esta razón las agencias ofrecen precios realmente baratos para luchar contra el miedo que se ha instalado en las mentes de los occidentales. Si hablamos de los atentados terroristas con datos estadísticos los lugares más peligrosos estos años son París, Barcelona, Bruselas, Marsella…Pero,¿alguien tiene miedo de viajar a París? El miedo siempre trabaja al margen de la razón y de la estadística. Hay bastantes más probabilidades de palmar viajando por las carreteras secundarias españolas que viajando por Egipto, como turista. Ha habido algún atentado en El Cairo, pero se ha dirigido a los cristianos coptos.
Por lo demás, Egipto es una dictadura militar, como ha sido casi siempre, desde los tiempos de Ramsés. Los turistas, además de ser una plaga universal, ayudamos a dar estabilidad y, sobre todo, aportamos desarrollo económico, nuevas costumbres sociales y mantenemos la autoestima de los egipcios por su país. Han disminuido mucho los millones de dólares aportados por el turismo y quieren recuperarlos mejorando la seguridad interior y la imagen exterior.
Este país tiene el doble de extensión que España y pronto va a llegar a los cien millones de habitantes. Su población es muy joven…y creciendo. La mitad de sus habitantes son menores de 25 años. Los expertos hablan de una auténtica bomba demográfica, al igual que ocurre en otros grandes países africanos. Europa a su lado es una lujosa y decadente residencia de ancianos.
Para los primeros viajeros y turistas del siglo XIX un viaje a Egipto era lo más exótico y lo más elevado que podían permitirse las clases privilegiadas inglesas, francesas y alemanas. Hoy el viaje está tan al alcance de la mano, es tan barato, que un jubilado medio de Castilla puede permitírselo. Parece que no está de moda. Pero volverá a primera línea, porque las piedras de Egipto contienen verdades eternas y siempre han seducido a todo tipo de viajeros. En este invierno de 2019 un viaje organizado de ocho días con todo incluido, vuelos, crucero y hoteles, cuesta unos 800 euros. Es realmente increíble. Es más caro pasar una semana en Barcelona o…en San Sebastián, lugares que saben bastante más de terrorismo que El Cairo.
Jesús Eloy metido en el papel.
Pero en fin, vamos a disfrutar de unos cuantos lugares míticos donde se escribió la historia con mayúsculas: la sabiduría de Alejandría, la aglomeración de casi 25 millones de habitantes de El Cairo, la eternidad de las pirámides, la vida que supone el curso del Nilo, Karnak, Luxor, el Valle de los Reyes, Abu Simbel…dioses y templos que han dejado mudos a los antiguos viajeros y a los nuevos turistas.
Los antiguos dioses comenzaron a mostrar aquí todo lo que los hombres son capaces de hacer en su nombre, pero su obra continúa hoy en la Mezquita de Rabat o en la Sagrada Familia de Barcelona. En Egipto los sacerdotes demostraron cómo los mitos religiosos, bien elaborados y administrados, pueden contribuir a mantener unida una sociedad, consiguiendo logros militares, conquistas sociales y un desarrollo tecnológico y económico que serían imposibles de alcanzar por otros medios.
Este viaje, como siempre, provoca un repaso a la historia, pero también a la geografía, física y humana. Viajar es la enseñanza más atractiva y placentera, desde que el viejo Herodoto lo descubrió en los tiempos helenísticos. Aquí andamos por el Nilo echando una mirada atrás, muy atrás, para tratar de entender un poco mejor la historia de nuestro mundo.
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