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Desde el Mar de Pinares: ¡A garrotazos! Dos siglos después

Foto: Reproducción de  Goya.

La pintura de Goya sigue siendo tristemente actual, doscientos años después de ser creada. Para algunos historiadores fue precisamente ese período tan goyesco, el de la Guerra de Independencia, el origen de lo que luego se llamó las dos Españas. Durante la guerra de 1808 hubo también una guerra civil larvada por parte de los más tradicionalistas contra los llamados afrancesados, que habían introducido las ideas de la Revolución Francesa para acabar con el Antiguo Régimen y los privilegios de la aristocracia y el clero. Consiguieron aprobar la Constitución de 1812, que pronto se convirtió en mera referencia de unos ideales. En sus escritos sobre la guerra los generales franceses e ingleses constataron el ensañamiento y la ferocidad con las que se linchaba a cualquier personaje o grupo señalados como afrancesados.

Cuando terminó la contienda, Francisco de Goya fue un ejemplo de esa persecución y por su seguridad termino por huir a Francia, donde murió. A partir de 1823, cuando Fernando VII se reconviertió en el rey más absolutista, incapaz y sádico que hemos sufrido, fueron dibujándose las dos líneas políticas que recorrerían todo el siglo XIX. Una de tradicionalistas, conservadores y defensores de los valores del Antiguo Régimen con sus privilegios y otra que asimiló las nuevas ideas que llegaban de Europa, llamados primero ilustrados y luego liberales, por basarse en los ideales de la Revolución Francesa.

En otros países surgieron igualmente las dos corrientes. Pero en España apareció un radicalismo que no se daba en otros lugares. Las fuerzas más tradicionales se echaron al monte varias veces para defender el viejo mundo que estaba desapareciendo y provocaron las llamadas guerras carlistas, que fueron nuevamente tres guerras civiles entre españoles. Del contexto ideológico de aquellas guerras surgieron los tradicionalismos más rancios que dieron cuerpo a los nacionalismos, vasco y catalán, que hoy continúan vivos para defender los privilegios de las burguesías autóctonas.

A lo largo de ese siglo y de los venideros España no fue nada diferente del resto de Europa. Lo realmente diferente desde entonces ha sido la derecha española, que nunca ha llegado a aceptar otro régimen y otro gobierno que no sea el suyo. Amenazas, chantajes, pronunciamientos y golpes de Estado se fueron sucediendo. Pocas veces han cuajado políticos de la derecha que trazaran un discurso con argumentos reales para convencer a sus adversarios políticos en un Parlamento donde se hablara de los problemas reales de España. El guirigay y la jaula de grillos que hoy contemplamos en el Parlamento han sido bastante habituales en nuestra historia parlamentaria, sobre todo cuando los partidos tradicionalistas han estado en algún tipo de minoría. El ejemplo de las intervenciones en la época de la II República es el claro precedente de lo que hoy sufrimos. Y es ahí precisamente donde la derecha española es diferente. Ante la pérdida de cualquier resorte del poder siempre han recurrido al discurso del alboroto, las palabras gruesas, la descalificación del contrario y la siembra del miedo ante los gobiernos progresistas.

El denigrante espectáculo parlamentario actual supone el descrédito de la política y de los políticos. Cuando los ciudadanos estén cansados de esta política-basura sentirán la tentación de escuchar los cantos de sirena de los salvadores de la patria, esos que prometen soluciones fáciles y rápidas a los problemas complejos. Entonces ya será demasiado tarde. Esa historia ya la hemos vivido. Ahora esos salvadores se limitan a estar callados, contemplando este degüello parlamentario donde unos y otros se devoran. Al tiempo nos inundan con continuos mensajes sobre la incapacidad de los políticos, su excesivo número, sus sueldos y prebendas y en definitiva su inutilidad. El paso siguiente será la búsqueda de salvadores de la patria. Su mensaje cala profundamente en todos aquellos, pobres y pobrecillos, fáciles de manipular con cuatro simplezas históricas sobre el Franquismo y el Comunismo.

Estamos en un país que, ochenta años después de la última contienda, aún no se ha reconciliado. Tampoco se han ajustado las cuentas con el pasado, como en su día hizo Alemania, para poder pasar página. Ante cualquier problema, sea sanitario, económico, judicial, educativo…surgen las dos posturas irreconciliables y surge esa derecha cerrada a cualquier compromiso, acuerdo o pacto que haga avanzar nuestra democracia. Así fue la historia de todo el siglo XIX y de buena parte del XX. Ahí seguimos.

Ahora la Pandemia nos ha colocado frente al espejo, como país. Nos ha desnudado y podemos ver los esqueletos de nuestra clase política, judicial y económica. Todos los intereses han quedado al descubierto. Al igual que han quedado al aire las debilidades, también hemos visto las fortalezas de nuestra sociedad, en los profesionales de la medicina, la educación, los transportes… La polarización que vemos en el Parlamento o en las redes sociales no se da en la calle, donde todos seguimos entendiéndonos y manteniendo nuestros lazos. Tan ficticias son las discusiones del Parlamento como las de las redes. Los problemas reales de los españoles no suelen aparecer ahí. Es un triunfo de la derecha.

Esta derecha del siglo XIX ha conseguido embarrar todo el campo de la política para ocultar sus graves problemas de corrupción, económica y judicial, que está pudriendo nuestro sistema democrático. Todo análisis, discusión o debate terminan en un fango de insultos y descalificaciones. Los partidos de la izquierda han caído en esta trampa, perdiéndose en un mar de problemas laterales (Dina, indultos, nombres de calles…) olvidando el tema central de los españoles: la lucha contra la Pandemia. El espectáculo que estamos viendo desde hace meses de una oposición que aprovecha los problemas provocados por la Pandemia para utilizarlos como arma contra al gobierno para intentar romperlo y derribarlo, no lo hemos visto en ningún otro país. El espectáculo de un gobierno regional rebelándose contra las medidas del gobierno central, aceptadas por el resto, lleva a los ciudadanos a la incertidumbre y a la debilidad del sistema democrático.

Volvemos al “…que se hunda España que ya la levantaremos nosotros”, de aquel Montoro de 2012. No hemos aprendido nada. En el camino los políticos han perdido credibilidad y ha crecido la desconfianza ciudadana en ellos. Es un serio peligro a medio plazo. ¿En quién podemos confiar? ¿Esperaremos a un salvapatrias?

Autor: Jesús Eloy García Polo

Muévelo

6 Comentarios

  1. Que manera de blanquear al gobierno social-comunista más
    incompetente de la historia de España.¿También tiene la culpa la derecha de la ruina sanitaria y económica a la que nos ha abocado este gobierno?Hágaselo mirar S.Eloy y no adoctrine que ya somos mayorcitos.Van a dejar España
    como un solar donde no va a crecer ni la hierba.

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  2. La culpa siempre es de los demás, de la derecha, de Ayuso, de Aznar,… Los comunistas y socialistas son expertos en la manipulación y el engaño.
    Habla de ajustar cuentas, lo que siempre ha hecho la izquierda cuando ha llegado al poder, quema de iglesias y asesinatos de curas y monjas.
    Desde la transición ha gobernado más años la izquierda que la derecha en España. Confunde las guerras carlistas con lucha entre ricos y pobres, cuando fueron para que reinara Carlos María Isidro de Borbón en lugar de Isabel II.
    Además le quiero recordar que epidemia, pandemia y otras cosas parecidas, no deben escribirse con mayúsculas.

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  3. Estoy de acuerdo con Eloy…se está dando un expectaculo malísimo, sobre todo la oposición..se buscarán salvadores..que nos ofrezcan un gran cambio…y no señores…si esto que nos está pasando no nos une..lo demás ya está visto..na..de na..

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    • ¿Te refieres a la oposición al gobierno de la comunidad de Madrid?.
      Yo también pienso eso.

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  4. pobres y pobrecillos, fáciles de manipular con cuatro simplezas históricas sobre el Franquismo y el Comunismo. PARA EL DE ARRIBA

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  5. Estoy de acuerdo contigo Eloy , sigue despertando conciencia y que la gente aprenda a pensar
    No puedo entender que a estas alturas de la historia se digan cosas de forma baladí, con críticos con argumentarios tan pobres , se evidencia carencia de pensamiento muy graves .
    Esto no es cuestión de derechas ni de izquierda , es una cuestión de supervivencia ante una guerra sin armas , ante la que todos estamos expuestos con independencia de nuestras ideologías , y se esta haciendo desde la oposición una política tan pobre que lo único que hace es ruido Por eso sacan sus cazuelas a la calle, porque no tiene otras capacidades nada más que la de hacer ruido

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