Probablemente el ejército y las iglesias sean las instituciones más antiguas de la humanidad. Sí, incluso más antiguas que la prostitución, que surgiría después a la sombra de ambas. El ejército nacería cuando los primeros agricultores recogieran su primera cosecha y se vieran obligados a defenderla ante el acoso de los vecinos hambrientos. Luego llegarían los sacerdotes para encargarse de sancionar las normas que mantuvieran un orden establecido, el que interesaba a los que controlaban la cosecha. Ambas instituciones han cambiado mucho a lo largo de milenios pero su propósito sigue siendo el mismo.
Cuando estamos contemplando el mundo patas arriba y todos analizan, interpretan, acusan y vociferan… , estas dos instituciones, la Iglesia y el Ejército, están bastante calladas. Han sido la base de las sociedades tradicionales, han definido sus objetivos y su forma de convivir. Si alguien lo duda que observe el perfil de nuestra Villa, dominado por Castillos, Murallas e Iglesias. Sin embargo, hoy ya no está tan claro cuál puede ser su papel. En medio de la devastación se esfuerzan por ofrecer un lavado de cara. Se nos muestran como onegés que ayudan y colaboran con los ciudadanos. Se nos ofrecen como un apéndice de unos servicios sociales que no existen, aunque sabemos que ése no es su papel. Precisamente por eso se esfuerzan en dar una imagen positiva de apoyo social y comunitario. Por un lado, el año pasado hubo un crecimiento espectacular en los gastos militares de todos los Gobiernos. Por la otra parte, la Iglesia Catolica, por cada 6 millones que entrega a Caritas, entrega otros 10 millones, para la financiación de Trece Televisión, no precisamente para explicar la buena nueva del Evangelio, al igual que la Cope.
Pero esta crisis está dejando, y dejará más aún, al descubierto cuáles son las verdaderas necesidades de una sociedad más democrática e igualitaria. Se plantearán muchas preguntas y estas instituciones están trabajando por labrarse una imagen nueva adaptada a los tiempos. Trabajan, igual que las empresas eléctricas que pagan maravillosos anuncios de energías limpias para un planeta verde, mientras siguen quemando carbón y petróleo sin ningún escrúpulo.
En las anteriores pestes que ha padecido la humanidad el papel de las iglesias estaba muy claro. Debían interpretar la voluntad de los respectivos dioses para explicar porqué se castigaba a los hombres con tantas muertes y penalidades. Estamos viendo ahora que ese papel ha cambiado. Hace un siglo sufrimos la última gran peste, surgida entre los militares americanos, pero nombrada interesadamente como “gripe española”. Es conocida la posición de la Iglesia Católica en aquel episodio, pero sobre todo la del obispo de Zamora, Antonio Álvaro y Ballano, que animó a los fieles a acudir a misas y rogativas, desobedeciendo los consejos de aislamiento, porque la peste se debía a los pecados de los hombres y solo la fe podría derrotarla. Las consecuencias no se dejaron esperar. Un mes después, Zamora se llenaba de enfermos y fallecidos, llegando a contabilizar hasta 200 muertos en un solo día de octubre. Tuvo un índice de fallecidos hasta 10 veces superior al resto de ciudades españolas. Nadie se molestó entonces en pedir explicaciones.
Hoy la Iglesia guarda silencio. Es muy paradigmática la imagen de la gran iglesia de S. Pedro vacía con un Papa pronunciando un discurso de simple sentido común, que pudiera firmar cualquier alcalde de pueblo ante sus vecinos asustados. La Iglesia ahora nos está ofreciendo algunas campañas publicitarias basadas en los trabajos de Caritas, pero nada más. Algún sacerdote ofrece misas semiclandestinas por su cuenta y riesgo, sin ningún respaldo oficial. Sin embargo sus voces permanecen mudas. No hay interpretaciones sobre el porqué de este sufrimiento. No hay voces de apoyo a quienes están al frente de la lucha, los científicos o los gobiernos de diferentes colores. No utilizan los ricos discursos y argumentarios bíblicos para iluminar a los fieles sobre las plagas. Como todo consuelo nos dicen por televisión que rezan por nosotros.
En nuestra mentalidad laica, rezar quiere decir pedir a un dios supremo que se incumplan las leyes de la física en nuestro favor, bien en una enfermedad, en un acontecimiento diario o incluso en la lista del paro, un examen o sorteo de lotería. Creo que ahora no necesitamos ese tipo de intervenciones. Parece que el papel de la Iglesia se ha quedado en el aire. Permanecen callados, con una estrategia acertada.
¿Cuál es su labor en estos tiempos? ¿Cuál la del Ejército? Si la tarea principal es levantar un hospital, llevar medicinas, distribuir comidas… entonces está claro que será mucho mejor crear organizaciones sociales específicas de cara a la próxima emergencia. Nos saldrán bastante más baratas.
¿Cuál será entonces el papel del Ejército? Estamos acostumbrados a entregarles una buena parte de nuestros impuestos para que compren, jueguen y se entrenen con esos juguetes tan caros que deseamos que nunca lleguen a utilizar. ¿Para qué nos sirven ahora? ¿Sirven los tanques en esta catástrofe? Nadie entiende qué hacen los trajes militares, ni el lenguaje de guerra utilizado, en las ruedas de prensa. Solo falta un Obispo (de Caritas, por supuesto), para completar el sin sentido. Hoy ya sabemos cuáles serán las mayores amenazas en el futuro y vemos que no estamos nada preparados. Las defensas que vamos a necesitar son muy diferentes.
Todos los trabajadores que más hemos degradado en los últimos años, científicos, sanitarios, educadores, filósofos, psicólogos…son los que más estamos necesitando en estos momentos. Entre ellos ya hay voces sabias diciendo que no queremos volver al mundo tal como era ayer, antes de la pandemia. Esperan que todos aprendamos algo de la lección que nos están dando la historia y la naturaleza.
Estas dos instituciones, Iglesia y Ejército, han trazado las líneas sociales por donde hemos transitado hasta ahora. Han manejado nuestros miedos y nuestros dineros, nuestra tierra y nuestros cielos. Pero se multiplican las amenazas, las incertidumbres y sobre todo las contradicciones de esta sociedad tan desequilibrada y desigual que hemos sostenido hasta ahora. Cuando un Obispo se manifiesta en contra de una posible Renta Básica para todos los perdedores de esta sociedad, no hace más que mostrar la doctrina tradicional, la Iglesia siempre prefiere la caridad a la justicia, salvo en los eslóganes de Caritas, paradójicamente. Pero en general los dioses, guerreros y religiosos, de esta sociedad permanecen callados. Sienten que sus cimientos se mueven. Algo está ocurriendo. Nada va a ser igual. Los dioses que hemos mantenido no nos han servido de mucha ayuda en este triste viaje.
6 mayo, 2020
Sr Eloy :
Ya estaba usted tardando en despotricar contra la Iglesia y el Ejército pero vayamos al asunto.Para usted,el Ejército nació cuando los agricultores defendían su cosecha recogida tras su arduo trabajo,y ahora yo me pregunto,¿qué haría usted?Supongo que repartirlo entre sus camaradas con una enorme sonrisa,¿o no?
Dice usted que la Iglesia Católica financia con 10 millones de € a trece televisión,pero no dice nada de los 15 millones de € que el gobierno del Psoe-Podemos ha regalado al dúo Atremedia-Mediaset para seguir infectándonos con su «Evangelio de bulos y mentiras».
Respecto al obispo de Zamora,cambie usted su nombre por el de Pedro Sánchez y lo de misas y rogativas por 8-M.¿a que queda niquelado como vulgarmente se dice?
En cuanto a lo de la renta básica,esa es una de las premisas para construir un pais comunista,y eso es a lo que nos encaminamos.
Como decía Churchill,al que usted ha citado en alguna ocasión:
«El socialismo es la filosofía del fracaso,el credo de la ignorancia,y la cúspide de la envidia,su virtud inherente es compartir con igualdad la miseria.
Un saludo.
6 mayo, 2020
Estimado señor. Gracias por la amabilidad de su comentario. Solo quiero aclarar que me he limitado a ofrecer datos desde el Neolitico a cualquier periódico actual. Datos de la web de Caritas o de la propia Iglesia. No hay ningún dato tomado de bulos o fake news. No hay calificativos. En ningún momento escribo que el ejército no sea necesario ni que la labor de la Iglesia no sea reconocido. Mi única apreciación se tipo personal es que el papel de ambas instituciones históricas va a cambiar. Lo comparo con el cambio de las empresas eléctricas que están construyéndose una nueva imagen de cara a los cambios del futuro.
6 mayo, 2020
Artículo valiente claro y preciso con la dosis justa e inteligente de ironía. No precisa comentarios
6 mayo, 2020
D. Jesus le recomiendo este enlace http://www.capillasanfermin.com, si tiene Vd. un poco de tiempo, igual pilla a partir de las doce de mediodia o alrededor de las ocho de la tarde, a un cura de los pies a la cabeza y nada sospechoso y le dice para lo que vale la Iglesia, hoy por ejemplo para recordar a alguien que hace 22 años asesinaron, unos miserables que apuntalan a la troupe que nos gobiernan, a una persona por sus ideas, Tomas Caballero Pastor, que dice a los cuatro vientos las cosas por su nombre, verdades como puños, da sopas con honda a muchos hipócritas y fariseos en estos tiempos que nos toca vivir, y pone a cada uno en su sitio, a la Iglesia por ser Iglesia y a los políticos por ser políticos, seguro que le valdria a Vd. alguna reflexión grande D. JAVIER LEOZ VENTURA, de Caseda (Navarra) pamplones, navarro y español
7 mayo, 2020
Este señor solo lanza sus criticas hacia un lado, si quiere sustituimos Iglesias y ejercito por los nuevos ministerios creados para los amiguetes de todos estos señores comunistas, que asi seguro que vamos ha ir todos mucho mejor, y repartimos la miseria entre todos los ciudadanos para asegurarnos los votos de manera indefinida, para crear otra Venezuela, que eso es el progreso y lo justo.
7 mayo, 2020
¿los trabajadores mas degradados son los funcionarios?.
¿Entonces como están los autonomos y pequeños empresarios?.
Si. Ya se. A los ojos de la progresia ganando todos 6000€ al mes y defraudando a hacienda.
Pues ahora que van a caer unos cuantos miles mientras los que viven de lo publico van a salir indemnes, volveremos a echar de menos lo que se recaudaba de ellos.
8 mayo, 2020
Pues sí. Degradados por personas como tú que, de momento dices que «viven de lo público» en lugar de ganan su salario como cualquier obrero, pero les paga el Estado. Me imagino que cuando les vuelvan a bajar el sueldo, o les vuelvan a quitar la extra, te tomarás una caña a la salud del gobierno, como la gente se alegró la vez anterior.
Lo mas triste es que gente de tu pensamiento no quiere estar como los que están mejor que ellos, quiere que los demás estén igual de mal que él está.
Y, hombre, ya que lo dice, en los autónomos y pequeños y grandes empresarios, hay de todo… o todo se paga con IVA?…. venga a cuidarse….