Todos aceptamos con normalidad que, cuando alguien considera incompleta o insatisfactoria la cobertura sanitaria que ofrece la Seguridad Social, pague de su propio bolsillo una aseguradora privada. En el sector de la Educación parece que nuestra lógica funciona de otra manera. Si a unos padres no les convence el sistema educativo público consideramos que tienen derecho a buscar otra institución privada y que el Estado tiene la obligación de ofrecérsela también de manera gratuita. Es un invento, casi típicamente español, llamado “Enseñanza Concertada”.
¿Pero por qué debemos pagar con dinero de todos los contribuyentes los colegios privados de aquellos a los que no les convence la enseñanza pública? ¿No debería utilizarse el mismo principio que en la Sanidad?¿De dónde procede este sistema tan injusto e insolidario?
En tiempos de la Dictadura de Franco los colegios privados, mayoritariamente religiosos, eran rigurosamente de pago y orientados a formar a los hijos de las clases pudientes. La excepción eran los Seminarios donde se buscaba lo mejor de las clases humildes para nutrir las filas de la propia Iglesia.
Esta estructura se rompió con la llegada de la E. Secundaria Obligatoria que trajo la LOGSE a comienzos de los 80, de la mano del PSOE. La Iglesia, que tenía fuerte presencia en la Secundaria, temió perder su cuota de mercado ante la extensión de la Secundaria a toda la población juvenil. Comenzaron las negociaciones al mismo tiempo que la presión en las calles con manifestaciones bajo el ambiguo slogan de “Por la libertad de enseñanza”. Traducido al lenguaje llano, viene a decir que todos debemos pagar la enseñanza en los colegios religiosos de los alumnos cuyos padres no confían en el sistema educativo público. ¿Quién estaría dispuesto a pagar médicos y clínicas privadas a quien no le gustara la Seguridad Social? ¿Por qué no se aplica este sistema en la Educación? La lógica de la “libertad de enseñanza” es manipuladora y elitista.
El PSOE cedió ante la supuesta incapacidad de las estructuras del Estado para ofrecer E. Secundaria a todos los alumnos. Se llegó al invento de los Conciertos, que paulatinamente se han ido extendiendo, contra la lógica de la población, que está disminuyendo. Hoy no hay ninguna justificación para seguir ampliando esos conciertos y menos aún para los colegios elitistas ( en general relacionados con el Opus Dei) que segregan a los alumnos por sexo.
Más injustificable es que las subvenciones a la enseñanza privada no hayan reflejado los inmensos recortes que ha sufrido la enseñanza pública. Ese carácter selectivo y clasista que define a la privada queda ejemplarizado en Madrid donde los Colegios Privados Concertados y los Privados de pago llegan a albergar al 45% del alumnado. Los colegios públicos van quedando para los barrios menos favorecidos, donde hay mayor número de emigrantes, gitanos y alumnos problemáticos. ¿Por qué apenas hay emigrantes en los colegios concertados?
Cuanto más clasista sea la educación más desigual y dividida estará la sociedad, pues la Educación es el primer peldaño social. La igualdad de oportunidades queda viciada desde el principio cuando hay escuelas de barrios urbanos que tienen alumnos de más de veinte nacionalidades distintas. Allí es imposible una educación de calidad. Los políticos de la derecha son los más interesados en desprestigiar la enseñanza pública. El ministro Wert fue solo un ejemplo más.
Una escuela pública inclusiva, dotada de medios y de calidad es la base de las sociedades que admiramos, como la finlandesa. Desigualdad, marginalidad, conflictividad y exclusión social encuentran su nido en un sistema educativo dual, dividido, clasista e insolidario. La sociedad de mañana la estamos haciendo hoy en las escuelas.
El PSOE siempre ha tenido mucho miedo ante el poder de la Iglesia Católica y ha terminado doblando la rodilla ante la Jerarquía, bien incluyendo a la Religión Católica y sus profesores dentro del sistema o bien mandando a la Vicepresidenta con mantilla al Vaticano para espiar sus pecados por la aprobación de los matrimonios homosexuales. La iglesia constituye el mayor apoyo de la derecha más rancia y antigua, la que procede del anterior régimen y no está dispuesta a ceder ningún cupo de poder. Aguantaron los Obispos con Zapatero y luego el Sr. Wert los colocó en mejor posición que en tiempos de Franco. El Art. 27 de la Constitución se redactó de manera ambigua, como otros muchos, para amparar todo tipo de ayudas, pagos, subvenciones, exenciones de IVA, de impuesto de sociedades, de transmisiones…a favor de la Iglesia Católica. La denuncia del Concordato con el Estado del Vaticano debería ser el primer punto del programa educativo de cualquier partido no confesional.
Ningún partido se atreve a decir algo tan obvio como que quien prefiera una educación diferente a la pública tiene, en un Estado democrático, todo el derecho a ella, pero debe costeársela de su bolsillo, al igual que se paga su médico y sanidad privados.
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