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Despedida en Beijing

Dia 21: Beijing: Día de compras y de despedidas.

Rolex, Gucci, Channel, North Face, Columbia, Samsonite, Apple… Estamos en la capital de las falsificaciones. Visitamos unos grandes, grandísimos almacenes donde se puede encontrar de todo. Se suceden pequeños departamentos y tiendas, rincones y esquinas aprovechando al máximo cada metro cuadrado para vender algo.

Para aventuras y alegrías esta el Transiberiano, para todo lo demás … Master Card. Y ahora es ese momento. Hijos, amigos, hermanos, tíos… a todos los queremos muchísimo ahora y les vamos a llevar algo auténticamente “Made in China”, sin engaños. Está claro que los chinos nos invadirán y nos conquistaran… pero sin prisas, sin violencia. Simplemente proporcionándonos lo que nosotros queremos, poniéndonos el cebo que tanto nos gusta morder.

Hace tiempo que estamos en sus manos, por todo ese tema de la deuda. Todos estos chinos que vemos por aquí trabajando hasta la extenuación han financiado nuestros pisos de precios de locura, nuestros coches todo terreno, nuestros aeropuertos sin pasajeros, nuestros edificios grotescos y museos de arte gilicontemporaneo. Ahora nos toca devolver el dinero y son ellos los que mandan.

Desde Zapatero, hasta el vicepresidente americano, todos nuestros líderes han pasado por aquí, a tirar de la chaqueta a cualquier ministro chino para poder llegar a fin de mes. ¡Y lo que veremos….! Hasta Álvarez Cascos quiere enseñar chino en las escuelas de Asturias. Es día de hacer bolsos y maletas. Día de nervios. Pero también de risas, cuando volvemos a hacer otra comida semejante a las dos cenas de anoche. Está claro que necesitamos más días para entender cómo va la vida en Pekín.

Nuestros sentimientos sobre la ciudad son contradictorios: admiramos la estética, el desarrollo, la organización, el trabajo… pero no acabamos de coger el ritmo de esta enorme ciudad. Es un mundo muy diferente En cada detalle, a cada paso vemos que somos dos culturas distintas. Ahora nos explicamos un poco porque los chinos que viven en España o en cualquier parte nunca acaban integrándose. ¿Nos integraríamos nosotros aquí?

Día 22. Un gran viaje merece un gran final 25 de agosto

Llegamos nerviosos al aeropuerto de Pekín. Lo construyó Norman Foster, para el año de los Juegos Olímpicos. Es, por supuesto, el más grande del mundo. Además de enorme, es bonito, agradable y con calor humano, para estar, esperar y recorrer.

Aquí terminamos con las últimas provisiones que nos trajimos de casa. Hemos hecho publicidad por medio mundo de los productos de la vieja Castilla. Si se entera Silvia Clemente nos nombra embajadores de Tastelandia (Tierra de Sabor) para las Tierras del Gran Khan. A partir de ahora aplicaremos el dicho de la abuela » No habiendo lomo, de todo como».

Nuestro viaje de vuelta es en realidad un día de pensión completa con las líneas de Egypt Air. Con ellos cenamos, dormimos, desayunamos y comemos. En dos aviones distintos, claro. Nos tratan muy bien. Nos ceban a todas horas para tenernos entretenidos en estos viajes tan largos. Son once horas hasta El Cairo y luego cinco más hasta Madrid.

En total, más de 12000 Kms. tantos como hicimos en la primera parte, Moscú – Beijing. En total cuatro países, cada uno con un sabor propio. Pero además han sido cuatro escrituras diferentes, la latina, cirílica, china y árabe (además de la antigua mongola, cambiada por los rusos). La variedad no es solo en las lenguas, también en las grafías, lo que hace mucho más variopinto este mundo nuestro. Es tiempo de apartar el viejo dicho castellano de «háblame en cristiano».

Hemos viajado en avión, tren, taxi, metro, furgoneta, bicicarro, barco, camello, teleférico, tobogán en la Muralla China y al final… en Limusina. Si hay que elegir, nos quedamos con el tren, que era el primer objetivo, el que tiene más romanticismo y donde más hemos disfrutado.

El aeropuerto de El Cairo es un cruce total de gentes, vestimentas, razas, religiones, colores, olores… Estamos sentados junto al Bar. Ante nuestros ojos pasa un grupo con túnicas blancas de hombres jóvenes, de alguna confesión religiosa que no acertamos a adivinar; pasa un hombre mayor con pintas de patriarca ortodoxo; vemos jóvenes mujeres árabes, de negro riguroso, mostrando solamente sus ojos negros de asombro; hay coloridos trajes africanos que visten unas chicas con una elegancia y naturalidad que ya quisieran en Milán. En fin, esto es un reflejo más de la aldea global. Por El Cairo pasa media África, media Europa y todo el variopinto mundo musulmán.

Llegamos a Madrid a mediodía y aquí está esperándonos una gran Limusina, con su admirado jefe, Borja Sanz, preparada para la ocasión. Consumimos los últimos nervios en las fotos y en el acomodo general. La celebración con cava la dejamos para la mitad del camino, en Cerezo de Abajo. Aquí despedimos a Bego y Fernando, camino de Riaza. Es un momento inolvidable, porque en un abrazo se resumen más de veinte días de profunda convivencia, con mil experiencias vividas que recordaremos siempre. Llegamos a Cuéllar con ansiedad. Nos repartimos y quedamos para tomar unos vinos que tanto los hemos echado de menos.

Tendremos que adaptarnos a la nueva vida. Adios a la vida de nómadas. Hogar ,dulce hogar. Hay sabor a fiesta. Volvemos a casa. Hay que cambiar el chip. Esto es otro mundo.

Autor: Jesús Eloy García Polo

Muévelo

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