Ya había leído que de la antigua Alejandría no queda prácticamente nada, pero quería conocer esta ciudad por razones más emotivas. Como amante de los libros siempre he considerado la Biblioteca de Alejandría como mi patria chica, el origen de donde todo partió. Llegó a tener 800.000 manuscritos en rollos de papiro, perfectamente ordenados y catalogados. Los faraones Ptolomeos se esforzaron por recoger en sus estantes todo lo escrito hasta entonces. Controlaban los barcos que llegaban al puerto y les recogían los libros que portaban, para copiarlos. Hacían tratados con los atenienses para copiar sus obras clásicas…
En la película Ágora de Amenábar queda muy bien reflejado este ambiente de sabios y estudiosos reunidos en torno al Templo de Serapis, cuya grandiosidad se conocía en todo el Mediterráneo, y la gran biblioteca, que ya no era tanto porque César había destruido buena parte. La película sigue al pie de la letra los datos históricos en lo que fue el desastre final. Había un ambiente de tensión y violencia contra los antiguos dioses y los antiguos saberes provocado por los cristianos fundamentalistas del obispo Teófilo. Terminaron destruyendo el templo en el año 391, como tantos otros, y reduciendo a cenizas lo que quedaba de la Biblioteca de Alejandría. Unos años más tarde asesinaron a la filósofa Hipatia, que aún mantenía la antorcha de la ciencia y de la investigación. No se ha conocido otro desastre cultural semejante en la historia. Las conocidas bibliotecas de los monasterios medievales apenas tenían un centenar de libros y solo La Sorbona consiguió superar los mil ejemplares…en el siglo XIV.
A la destrucción de la Biblioteca se sumaban la destrucción y las quemas de libros antiguos desde la llegada al poder de nuestro paisano de Coca el Emperador Teodosio. La historiadora Catherine Nixey calcula que desapareció más del 90% de la literatura latina y la mitad de la literatura griega, además de pinturas, esculturas y templos. Relata con datos históricos el salvajismo de aquellos cristianos fundamentalistas, solo comparable a la barbarie desatada por el ISIS o los Talibanes.
De aquella Alejandría ya no queda nada. Por allí pasaron y se formaron casi todos los sabios de la antigüedad. Pasó Arquímedes, pasó Tolomeo con su teoría heliocéntrica que tardaría quince siglos en ser aceptada por la cerrazón científica de los católicos. Pasó Eratóstenes, que concluyó que la tierra era redonda, observando que en la misma fecha las sombras proyectadas eran diferentes en Alejandría y en Assuan. Incluso calculó con cierta aproximación su circunferencia. Reunió a filósofos, matemáticos, astrónomos. ingenieros, historiadores… Julio César dio forma al calendario que ahora tenemos consultando a los astrónomos egipcios.
Todos estos saberes quedaron enterrados por los siglos…hasta el Renacimiento. Los sabios ya no tenían donde formarse, desapareció la Academia de Atenas y al final solo quedaron los escritos religiosos. El ataque de los llamados Padres de la Iglesia contra todo lo que llamaron paganismo fue feroz. Escribía San Agustín: “ Dios lo quiere, lo mandó, lo predijo…y en muchos lugares ya lo ha realizado en parte: la extirpación de toda superstición de paganos y gentiles”. Se acabó el tiempo en que los diferentes dioses y culturas convivían.
Visitamos las Catacumbas, enterramientos de la época romana donde quedan los testimonios de cómo los romanos asimilaron los dioses y costumbres egipcias. El Imperio nunca fue excluyente con sus dioses. Las persecuciones no llegaron por el nuevo dios sino por negarse a rendir culto al Emperador. Tampoco fueron multitudinarias ni extendidas en el tiempo. La autora citada reduce a 14 años el tiempo total de las persecuciones de cristianos, a lo largo de tres siglos, ceñidas a los emperadores Nerón, Domiciano y Diocleciano.
Luego nos acercamos hasta la Ciudadela, gran construcción medieval levantada con las piedras del famoso Faro de Alejandría que había sido derribado por un terremoto. Está muy bien conservada y restaurada. Encontramos un ambiente familiar y muy divertido, con un turismo interior muy curioso y variopinto. En nuestros castillos y monumentos no se ven tantos jóvenes y niños. Los extranjeros apenas llegan hasta aquí.
Por fin nos encontramos ante la Nueva Biblioteca. El edificio fue inaugurado en 1992, con un diseño que simboliza el sol de Egipto iluminando la civilización. Patrocinada por la Unesco, quiere recuperar el espíritu antiguo de unión de pueblos y culturas. Al pasear por las salas siento que estoy en el templo de la sabiduría, donde realmente habitan los dioses que iluminan a los hombres. Alberga dos millones de volúmenes en todas las lenguas conocidas del planeta. La fachada está decorada con todos los sistemas de escritura que existen o han existido a lo largo de la historia. Además de libros hay cientos de ordenadores para consultar cualquier archivo, hay Centros de Investigación, Planetario, Sala de Conferencias, de Exposiciones…Quiere ser una llamada al mundo para que aprecie la cultura, la ciencia y el saber como armas de unión y de civilización. ¡Que así sea!
Página web de la gran biblioteca https://www.bibalex.org
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