Un charro mejicano, Rodolfo Rodriguez, El Pana, armó en la tarde de ayer un auténtico alboroto en Zarzuela del Pinar toreando a su 63 años como ya no se ve por los ruedos de las plazas de toros. El Pana se ganó al público desde que salió al ruedo, y volvió a la gente loca cuando se puso a torear, con un derroche de arte y pura fantasía delante de la cara del toro. Y sus compañeros de terna, Emilio de Frutos, el artífice de este festejo, Julio Benitez «el Cordobes» y Mario Alcalde, no se quedaron atrás y sacaron a relucir la mejor versión de si mismos, contagiados de la torería del mejicano.
Como quién no quiere la cosa, el mejicano encendió, como es su costumbre, un puro antes de empezar a torear, y ya con el capote levantó al público de sus asientos, para luego en la muleta destilar ese sabor del toreo de antes. Toreo a la mejicana, que encandiló a los de Zarzuela, que no pararon de jalear al mejicano, que espoleado por el público, dio un auténtico recital en un derroche de pura improvisación y torería a raudales. Y nos dejó para el recuerdo su forma de enganchar al toro y llevarlo muy atrás en la muleta, y su forma de ejecutar el pase de las flores, con la muleta invertida para luego ponerse de verdad. El novillo fue muy bueno y el Pana se hartó de torear. No importan las formas, ni los cánones, el toreo es entrega y emoción, y los de Zarzuela así lo entendieron y le premiaron con dos orejas y la vuelta al ruedo para el novillo en el arrastre.
La papeleta después no era nada fácil, pero salió al ruedo el torero de la tierra, Emilio de Frutos, que dijo aquí estoy yo, y nos regaló otra forma de torear. Toreo a la castellana, con la figura muy erguida, y un toreo mas vertical. Muy profundo y a su vez de verdad. Si el primer novillo fue bueno este lo era aún mas, y permitió al de Navalmanzano, sentirse a gusto, bajar la mano y torear con temple y mando, y tan relajado que se llevó algún pequeño susto, para sin inmutarse ponerse otra vez delante y decirle al toro por donde tenía que pasar. Y cortó dos orejas.
Y en esto salió al ruedo el cuarto metiendo la cara en el capote. Y de frente el hijo de toda una leyenda, Julio Benitez, el Cordobes, que salió dispuesto a no quedarse atrás. Se estiró con el capote en el toreo a la verónica y empezó la faena de muleta toreando de rodillas, para luego echarse la muleta a la mano derecha y torear también con mucha entrega y muy de verdad, pasándose al toro muy cerquita. Tan cerca que se llevó un revolcón. Pero como si nada, volvió a la cara del toro, para terminar la faena de rodillas. y cortar las dos orejas y el rabo entre el clamor general.
Y dos orejas cortó también el chaval de la terna, Mario Alcalde, que echó como se suele decir la pata palante, y no quiso estar de invitado en la fiesta sin mas. Y no lo fue porque a pesar de las pocas fuerzas del novillo que le tocó en suerte, estuvo muy templado con la muleta y nos dejó su mejor versión, toreando al natural. La novillada de Francisco Galache fue excelente y se cortaron un total de 8 orejas y un rabo, pero las orejas son lo de menos, cuando la gente disfruta de verdad. Y los de Zarzuela disfrutaron tanto que al Pana no lo querían dejar marchar.
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