Imagen. Ernesto Fernández.Padilla toreando a la verónica.
El torero gaditano, Juan José Padilla, conquistó Iscar y lo hizo, lo que son las cosas de a vida, con la versión mas moderna de su toreo, esa que reclaman los públicos que quieren ver al Pirata, Lo decía un espectador sentado a mi lado, «la gente quiere divertirse» y eso lo sabe muy bien el pirata gaditano, que en aras de esa diversión, se estiró muy levemente sobre la mano derecha y después calentó el ambiente con su versión del salto de la rana y sus desplantes antes de tumbar al toro de una estocada y conseguir las dos orejas.
Imagen. Ernesto Fernández. Padilla en su faena de muleta.
Antes, en su primero, Padilla no quiso saber nada y tiró por la calle del medio ante un Peñajara que no le permitió estirarse y exigía estar muy firme porque se quedaba muy corto en su embestida. Y esta claro que el gaditano no está para esas guerras. El público, perfecto conocedor, lo sabe y por ello se lo agradeció cuando les regaló su versión mas moderna, la del torero que encandila al pueblo con su parche en el ojo y sus desplantes delante de la cara del toro.
Imagen. Ernesto Fernández. Sllveti toreando sobre la mano derecha.
La tarde no pintaba para heroicidades y así debió entenderlo, Silveti, que tampoco se la quiso jugar en su primero, un toro bravucón que tenía ganas de pelea, y ante el que el mejicano optó por un toreo superficial. El toro buscó codicioso la muleta, pero no encontró un torero dispuesto a ello y se fue sin torear, y Silveti con una oreja por la generosidad del público. Y vistas así las cosas en sus segundo tiró del mismo repertorio ante un toro de peores condiciones, al que toreó sin ligar los muletazos, pero si con el respetable que le regaló la segunda oreja y la salida por la puerta grande.
Imagen. Ernesto Fernández. Jimenez Fortes no tuvo suerte en sus toros.
El que pero suerte tuvo fue, Jimenez Fortes, que se estrelló con un lote imposible. En su primero, tan solo pudo estirarse en el toreo a la verónica y ahí se acabaron las poquitas fuerzas del toro. Y su segundo fue aún peor, empujó con fuerza en el caballo, pero en la muleta sacó genio del malo, y el malagueño no le pudo sacar ni un muletazo. Y ante esa papeleta optó por coger la espada de verdad y acabar con el de Peñajara por la vía rápida. La de Peñajara, como dicen los taurinos no sirvió, pero así son las cosas en esto del toreo.
Opinión: Ignacio Montalvillo
Imagen. Ernesto Fernández. El de Peñajara empujando con fuerza ante le caballo.
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