Debate agrio el del presupuesto del ayuntamiento de Cuéllar. Y se repetía por cuarta vez en esta legislatura casi con los mismos argumentos. Desde el PP, el alcalde defendió el presupuesto ( 7,9 millones €) con el aval de los números y la gestión económica, que ha reducido la deuda municipal a 1,9 millones de euros y que apostilló «se puede cancelar con recursos propios». Y del lado de la oposición, tanto socialistas como Izquierda Unida utilizaron el mismo calificativo «decepcionantes» porque «no recogen las necesidades reales de los vecinos de Cuéllar».
De forma muy vehemente expresó su rechazo a los presupuestos el portavoz de IU, Alberto Castaño, señalando que «ustedes tienen unas prioridades muy extrañas«, en relación con la polémica compra del convento de la Trinidad. Castaño afirmó que esa operación «es inasumible porque el ayuntamiento no tiene capacidad para rehabilitarlo», y defendió inversiones mas importantes como la del auditorio, la mejora de las instalaciones deportivas, bomberos, la gestión de las piscinas, etc.
De igual forma, se expresaba el portavoz del PSOE, Carlos Fraile, que criticó el presupuesto porque «carece de proyectos ambiciosos para los vecinos de Cuéllar». Fraile señaló que no aborda el desarrollo de suelo industrial, no se cubren las vacantes de funcionarios «el municipio tiene que tener policía las 24 horas del día» dijo el portavoz del PSOE, y mejorar de las instalaciones deportivas, etc». Y remachó sus críticas afirmando que ustedes «piensan en el interés particular mas que en el general«, por la compra de la Trinidad.
Frente a esta avalancha de críticas, el primer edil, Jesús García, uso los siguientes argumentos: las inversiones se abordan con recursos propios y no con créditos como en la etapa socialista, la compra de Trinitarios es «asumible«, ya que se trata de «un bien patrimonial importante». Defendió las inversiones a realizar y la capacidad para invertir 600.000 euros más, y la capacidad del ayuntamiento para facilitar suelo industrial, si hay demanda por parte de empresas.
El choque de posturas se acentuó a medida que fue avanzando el debate, con frases como la localidad parece «un parque temático dirigido por un señor feudal«, de Castaño, » cualquier demanda de suelo industrial se va a San Miguel del Arroyo o Soria«, de Fraile. Y un rotundo «no hay empresas que vengan«, del alcalde de Cuéllar.
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