Traspinedo ponía este domingo el punto final a la temporada de encierros en la tierra de pinares con la suelta de dos toros y una vaca del hierro de La Campana por las calles, en un encierro al que le faltó el picante de las reses en la primera de las jornadas, y que no dio mucho juego a la buena cantera de recortadores de la ribera del Duero que se dieron cita en esta localidad vallisoletana.
Pero, a pesar del poco juego de los toros, el encierro no estuvo exento de emoción, y la historia se volvió a repetir en la tarde soleada de Traspinedo. Entre las luces y las sombras de la tarde apareció la figura del Rubio de Tudela, de Adrian Lambas, Alfonso Aguado, Eduardo Sanguino y corredores locales como Daniel Santa Olalla y otros muchos para poner ese punto de emoción que no daban los toros.
Así las cosas, el espectáculo estuvo en «los juegos con el toro» entre los soportales. Y ahí, que quieren que les diga, el Rubio de Tudela de Duero, José Ignacio Macías, es todo un maestro. Tanto Rubio, que te voy a echar de menos en estos largos días de invierno.
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