El rejoneador Andy Cartagena abrió la puerta grande del primer festejo de la feria taurina de Cuéllar, en un festejo de rejones que tuvo dos partes. En la primera mitad, marcado por la falta de raza de los Murubes de Castilblanco, que se dejaron su fuerzas en el encierro, y una segunda en la que cambiaron las cosas y los amantes del caballo pudieron disfrutar de los momentos mas bellos de la tarde con la monta espectacular de Cartagena y la maestría de Leonardo Hernández.
Andy Cartagena lo tuvo todo de cara. Le tocaron en suerte los dos mejores toros de la tarde, y el alicantino pasó y clavó con facilidad los palos en todo tipo de suertes. A una mano, al violín, con las cortas y hasta haciendo el número del teléfono, demostrando que domina todas las suertes y terrenos. Andy consiguió una oreja en cada toro, toreando para la galería y luciendo «como el sabe hacerlo» la espectacular doma de su cuadra de caballos. Pero que quieren que les diga, estando como estaba Álvaro Domezq en el tendido hay que torear.
Y torear de verdad a caballo, lo hizo en Cuéllar, Leonardo Hernández, que en su segundo demostró pisar fuerte, llevando al toro muy toreado y clavando al estribo, haciendo las cosas con pureza y brillantez. Lamentablemente mató muy mal, pero en su haber dejó los momentos mas bellos de la tarde. Y así pareció verlo toda una figura del rejoneo como Álvaro Domecq desde la barrera del tendido aplaudiendo la labor de Leonardo.
Al portugués Paulo Jorge de Santos, sin embargo, le quedó grande el cartel. Puso ganas y buenos deseos, pero para torear con los de arriba hace falta algo mas que corazón y al portugués se le escapó una oportunidad de oro para demostrar que puede estar entre los grandes. Y así se acabó la historia de esta primera corrida de la feria, en la que los de Castilblanco acusaron la dureza del encierro matinal, y en la que pesó demasiado tal vez la ausencia del «mas grande». Algo mas de media plaza en los tendidos.
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