Al hilo de los taxistas de Madrid
Parafraseando el poema atribuido a Bertold Brecht:
Primero se llevaron las pequeñas tiendas de barrio, pero no dije nada porque todo empezó a ser más moderno y lujoso.
Luego se llevaron las empresas y trabajos artesanales de toda la vida, pero me dio igual porque nadie de mi familia se dedicaba a oficios antiguos.
Más tarde se llevaron los teléfonos y precarizaron a sus empleados. Pero no me importó porque yo no trabajaba en la empresa.
Luego continuaron llevándose las librerías . Pero me daba igual porque yo apenas compraba libros.
Luego se quedaron con las televisiones y los medios de comunicación, pero me pareció bien porque supuestamente habría más pluralismo y variedad.
Después se llevaron las relaciones personales de familias y amigos, pero no me disgustaba porque las redes son muy entretenidas
Más tarde se fueron llevando los pequeños bares, cafés y casas de comidas. Pero no me parecía mal porque las cadenas abrían muchos sitios llenos de ruidos y de colores
Luego se llevaron los pequeños hostales y hoteles, pero no moví un dedo porque yo no me dedico a la hostelería
Luego se llevaron los transportes y precarizaron a los mensajeros y repartidores. Pero me alegré porque todo llegaba en el momento, sin preocuparme de nada.
Después se llevaron los aviones. Pero no me parecía mal porque todo era muy barato, aunque yo no entendía muy bien porqué.
Luego se llevaron los hospitales y la sanidad pública. Pero a mí me daba igual porque tengo una compañía privada.
Luego se llevaron los taxis. Pero no me pareció mal porque los taxistas de Madrid tenían fama de maleducados, de no asearse y de poner siempre La Cope.
Después continuaron destruyendo los empleos y precarizando todo lo que tocaban, en la banca, en las cadenas de ropa o de comida, en las grandes superficies, en el campo, en la construcción, en las empresas grandes, en las empresas pequeñas…Casi todos los empleos eran inseguros y mal pagados, pero no me importa mucho, porque yo ya no trabajo y cobro tranquilamente mi pensión.
Ahora vienen a por mi pensión, dicen que no hay dinero para mantener el sistema y que hay que privatizarlo…¡Ahora habrá que hacer algo!
Pero ya es demasiado tarde.
P.D. Benditos sean Microsoft, Apple, Google, Amazon, Facebook, Whatsapp, Airbnb, Ikea, BBVA, Santander, Uber, Cabify…que hacen nuestra vida mucho más fácil…solo a cambio de nuestra alma. Pero…¿para qué necesitamos un alma en estos tiempos?
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