Llega la Navidad y aquí nuestra felicitación navideña con un villancico diferente. Empezaron cantando aquel “A la mierda dos mil veintiuno” para sacudirnos las telarañas de la pandemia, de la Filomena y del volcán de La Palma. ‘Probablemente cantábamos con la vieja idea de que “quien canta sus males espanta”, pero ya vemos que los males simplemente cambian de formato’.
Por eso este grupo surgido de la Escuela de Música sigue aquí, año tras año, con un nuevo villancico adaptado a los tiempos que corren. Tiempos de guerras y desastres. ‘Pero les ponemos músicas, los vestimos de Navidad y cantamos para espantar las penas. Siempre con el pensamiento mágico infantil de que en Navidad el mundo se para y volvemos a un tiempo de felicidad primigenia’.
Aquí estamos este grupo de amigos surgidos para vestir las calles y los rincones del pueblo de un poco de música y alegría para que saltemos por encima de los desastres.
‘Siempre vamos recorriendo los escenarios más representativos del pueblo. Hemos andado por murallas, torres y almenas, por el castillo y por los montes. Este año hemos buscado unos rincones más recogidos pero igualmente significativos, con sus piedras medievales, sus ladrillos mudéjares y con el jabón de sosa de los lavaderos antiguos’. Cualquier rincón de nuestras calles es buen lugar para cantar, espantar los males y para pregonar con inocencia infantil ¡Feliz Navipaz!
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