Fuentepelayo no es precisamente famosa por la frescura de sus aires. La falta de una ordenanza municipal sobre olores, la concentración de fábricas de pienso (modus vivendi de la localidad), las numerosas granjas porcinas en la zona, los vertidos de purín… «Sin embargo esto es diferente. Huele a muerto, a putrefacción. No hay quien lo soporte», dice José Luis Ordóñez, que este 20 de enero presentó en Segovia la plataforma No Más Mierda, creada al efecto de denunciar esta situación que sufren los vecinos y que achacan a le empresa Agrogestión y Aplicaciones Ambientales, empresa dedicada a la elaboración de compostaje a partir de lodos de depuradoras, cadáveres animales, deshechos de mataderos…
Y es que cuando uno se acerca a Fuentepelayo, se nota ese olor. Y no solo en Fuentepelayo, también en Navalmanzano, Lastras de Cuéllar, Aguilafuente, Zarzuela del Pinar. No es el típico olor a purín o a cerdos o a pienso», tal y como les hemos informado en cuellar7.com. Y conforme te acercas a alguna de las 10 zonas de vertido «habilitadas» por la empresa en las fincas del entorno (por cierto, una de titularidad municipal) el hedor se hace insoportable. »
6.000 toneladas
Según el portavoz de No Más Mierda «cada día entran una media de 20 camiones, hay días que llegan a 40. Muchos van a la parcela asignada y sueltan su carga, sin más. Según nuestros cálculos, hay ahora 6.000 toneladas de mierda esparcida y al aire libre», asegura Ordóñez. «Desde que hacemos seguimiento de las descargas, observamos cosas raras. La mayoría de los portes se hacen de noche y entre medidas de vigilancia, en prevención del Seprona. Si están los agentes no se descarga. Eso levanta sospechas de que algo se trata de ocultar», denuncia.
«Es nauseabundo», confirma José Sarrión. El procurador de Izquierda Unida lo comprobó personalmente cuando decidió en diciembre acudir al pueblo e informarse directamente de la problemática. Ahora, y juntamente con el grupo de Podemos en las Cortes, ha presentado una propuesta no de ley para que en la Comisión de Medio Ambiente la Junta aporte explicaciones. Se reclama la retirada a la empresa de los permisos regionales para la planta de compostaje. También revisar la subvención de 190.000€ que en 2015 ha recibido la empresa; elaborar una serie de informes sobre los riesgos para la salud y los daños en el medio ambiente de las supuestas malas prácticas de Agrogestión y Aplicaciones Ambientales.
Sarrión también avala las denuncias sobre el trato intimidatorio que desde la empresa o personas próximas a la empresa se prescribe a los vecinos más activos contra la planta. Su presencia en Fuentepelayo fue casi una manifestación, con un centenar de vecinos cansados de luchar contra el mal olor. Poco después, el 31 de diciembre, se registró una agresión por parte de personas de la empresa a un vecino, que según Ordóñez está grabada por las cámaras de la estación de servicio donde se produjeron los hechos. «Hay una ley del silencio -cuenta Ordóñez-. A mi me han llegado a intimidar, con llamadas de noche. Es por esta ley del silencio que hemos creado la asociación, así podemos denunciar sin tener miedo a represalias».
Actividades en regla desde 2009
Y eso que la cosa no es nueva. Las quejas por el mal olor empezaron con las actividades de la planta en 2009. Poco después Ecologistas en Acción presentaba una primera denuncia, que fue archivada. Posteriormente se abrieron otras dos denuncias por causas medioambientales, recurridas por la empresa. Desde la Junta de Castilla y León, el delegado, Javier López-Escobar explica que anualmente se realizan tres inspecciones desde técnicos de actividades clasificadas. No se han detectado irregularidades.
Sobre el mal olor López-Escobar afirma no poder actuar, al ser competencia municipal a desarrollar por ordenanza municipal. “Estamos siguiendo muy de cerca esa zona, no hemos dejado de hacerlo, comprobando el estado de las aguas y escorrentías y no se ha detectado ninguna contaminación”, explicaba.
Juan Francisco Cárdaba, gerente de la planta, explica que «Nosotros tenemos una planta de compostaje a dos kilómetros de Fuentelayo para materiales no peligrosos. De todo lo que aquí entra tiene constancia la administración. Nosotros hacemos compostaje como cualquier otra planta y luego lo vendemos a los agricultores». Además de esgrimir la legalidad de su actividad, Cárdaba rechaza que el hedor que sufre la zona tenga origen exclusivamente en sus actividades. «No puedo negar que lo nuestro produce olor, pero de ahí a decir que es el foco del asunto, eso ya no. Este es un pueblo ganadero de toda la vida. Aquí han contaminación de cebaderos, de granjas. Lo más fácil es echarle la culpa a uno».
¿Es esto compost?
No le falta razón a Cárdaba, cuya planta pasa regularmente las inspecciones, y salvo dos aspectos -al parecer- menores, no ha tenido problemas con el Seprona, que es bien activo frente a delitos como los vertidos no autorizados de purines. Sin embargo, de las fotografías aportadas por No Más Mierda, de los testimonios de los periodistas, se desprende que las acumulaciones de deshechos que supuestamente salen de la planta, al menos en algunos casos, no son compost. En la imagen superior pueden observarse pieles, crotales, elementos que no han sufrido procesamiento alguno. Desde la plataforma se denuncia también el tráfico de camiones-cuba con sangre de los mataderos.
Todos estos restos se pudren al sol, si bien de vez en cuando un tractor les echa tierra encima. No hay vallado perimetral ni revestimientos para prevenir lixiviados. El olor es sencillamente insufrible. «En Zarzuela del Pinar una señora nos explicaba que sus hijos y nietos no han venido esta Navidad. Dicen que no pueden con la peste», denuncian en la plataforma.
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