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Georgia (2): Tiflis, variedad cultural y étnica

Yerevan, la capital de Armenia, apenas despertó nuestro interés. Sin embargo Tiflis, con sus luces y sombras, es una ciudad de verdad. Es una ciudad que está en construcción y un día llegará a ser una preciosa ciudad europea. Pero antes tienen que ser conscientes de las posibilidades que encierran estas calles, estos edificios, balconadas, pequeñas tiendas, iglesias, museos y monumentos de todo tipo. Ahora se encuentran en una fase de adolescencia donde solo les interesa el brillo que deslumbra rápidamente.

Es una ciudad que nació en el siglo IV en torno a su fortaleza, desde donde se resistían los ataques de los que intentaban ocupar el fértil valle del río Mtkvari. Al igual que en Armenia, la Iglesia y la Corona se convirtieron en un único poder que mantenía la identidad del reino de Iberia. ¡Sí!. Así se llamaba entonces.

El poder de sus reyes se fue extendiendo por estos valles del Cáucaso a la sombra de los Monasterios, que eran auténticas fortalezas señoriales amuralladas. El país se encuentra entre el Mar Negro y el Mar Caspio, lugares de paso, de conquista, de guerras…como todos en el Cáucaso hasta el día de hoy. La última guerra la tuvieron en el 2008, contra Rusia, por el control de Osetia de del Sur, una provincia más, dentro de Georgia. Pronto llegaron a un forzado acuerdo cediendo la soberanía de la diminuta república. Un poco más allá está Abjasia, con la misma historia. Quien quiera entender algo sobre nacionalismo…que se dé un pequeño paseo por estos variopintos territorios del Cáucaso.

Desde su independencia, en 1991, Georgia comenzó a mirar a Europa y sobre todo a Estados Unidos, alejándose y enfrentándose a Rusia. Pero el gigante ruso le avivó los conflictos internos de las minorías que habitan el país. Pronto lanzó su zarpa sobre esas pequeñas repúblicas, igual que recientemente lo hizo en Crimea, a costa de Ucrania. Europa y Estados Unidas protestan, pero no quieren más problemas.

Tiflis refleja esta variedad cultural, étnica, religiosa… y humana, por supuesto. Podemos cruzarnos con gentes de todo pelaje. Desde auténtico “gorilas de montaña”, brutotes, comomatón de discoteca, feos y peludos, hasta delicadas señoras que cuidan sus numerosos gatitos. Algunos proceden de países que nosotros no tenemos claro por dónde andan…Nos cruzamos con bastante gente simpática de Turkmenistan, mujeres muy tapadas de Chechenia, Azerbayán u otros rincones del Islam. Cuando la tensión y la fiebre nacionalista sube estas mezclas resultan explosivas. En alguna provincia han estado conviviendo pacíficamente por siglos comunidades diferentes, pero el virus nacionalista puede destruir esa paz en unas pocas semanas. Otro día seguiré con el tema, porque pienso que desde aquí se aprecia claramente el vacío, la mentira y el fascismo, en pequeñas dosis, de todos los nacionalismos.

Pero estaba hablando de esta capital que sigue en construcción y que un día será como Praga, Gante o Dubrovnic. Solo deseo que aprendan de los errores de esas ciudades que han terminado convertidas en parques temáticos para turistas. Es el problema de la Barcelona de hoy. Sin embargo Tiflis es una ciudad de verdad con sus aceras rotas, sus vecinos voceando, sus viejas tiendas de barrio y sus maravillosas casas esperando a carpinteros, albañiles y pintores. Solo falta que los políticos los dejen pasar, en lugar e entregarse a proyectos megalómanos. Pero así es la adolescencia de una ciudad.

También podría hablar de los tópicos de siempre, de su hospitalidad, de su amabilidad… Todo mentira. Al igual que en Armenia, la mayor parte de la gente con quien nos hemos cruzado en hoteles, restaurantes, servicios varios, en la calle…son secos, antipáticos y a veces llegan a ser bordes. Podrían ejercer en la hostelería de cualquier lugar de Castilla sin ningún problema. Aquí hay gente de todo tipo, como en todas partes.

Por encima de los tópicos, de las incomodidades y del calor abrasador disfrutamos de una ciudad viva y entretenida, que despierta al mundo del turismo envuelta en aromas de vinos, comidas tradicionales y rezos medievales, que dan un encanto particular a este rincón tan alejado de nuestro mapa.

Autor: Jesús Eloy García Polo

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