Esa es la cuestión, porque faltan muy pocos días, para correr los tradicionales encierros de Cuéllar. Y es una pregunta similar a la que se formulaba el periodista norteamericano, Bill Hillman, en su libro sobre los encierros de Pamplona. En sus páginas, este escritor americano ofrece consejos sobre, como correr y qué hacer cuando uno se enfrenta a la carrera vertiginosa de los sanfermines, cosa que no es la intención de este artículo.
Tan solo pretende resolver alguna de las dudas, que se le pueden plantear a un corredor a la hora de correr los encierros de Cuéllar. Hay que decir antes que nada, que la distancia del recorrido del encierro es aproximadamente de 950 metros y tiene unos tramos bien diferenciados. Y como cada maestro, los corredores eligen la zona en la que van a correr, teniendo en cuenta su forma o por emplear un término al uso, según sus patas.
En primer lugar, los corredores se enfrentan a su primera toma de contacto con los toros en la zona de la Resina, en una carrera que suele ser, las mas de las veces, muy rápida y que solo da opciones a una distancia muy corta y a taparse muy pronto, porque los toros ganan siempre la partida.
De ahí se pasa, siempre a velocidad de vértigo, al segundo de los tramos que llega hasta Los Coches. En este punto comienza una suave pendiente y el ritmo suele ser también alto. Los corredores son cada vez mas y las carreras son. casi siempre cortas, hasta alcanzar la plaza de Los Coches. Y a partir de esta plaza, llegamos a la zona por excelencia de todo corredor cuellarano, que es la calle de Las Parras.
Aquí el ritmo de las reses cambia, los toros cogen otro tranco y desde el principio de la calle el número de corredores crece tratando de buscar sitio en la cara del toro. Si el encierro es rápido, da lugar a sensaciones vibrantes por la emoción y el riesgo, porque se corre con los toros apretando mucho y en una pendiente, cada vez mas pronunciada, hasta la curva de San Francisco. Hasta ahí apuran la carrera los corredores mas expertos y con mejores piernas.
Desde la curva, los toros enfilan los paseos y ahí recogen el testigo, los que son capaces de aguantar una carrera mas larga, y es en todo este tramo, donde se pueden disfrutar de mas tiempo delante de la cara del toro. Eso, si las piernas aguantan. Se trata de una zona donde se nota que crece, año tras año, el número de corredores, en su mayor parte jóvenes y suficientemente preparados.
Lo que resta hasta el final es la curva de entrada a la plaza de toros, pero ese es ya el final de la historia. Pero quién, quizás, mejor nos la pueda contar, sea el propio Bill Hillman, que presentará su nueva novela «The Old Neighborhood», en los encierros de Cuéllar.
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