ISMUR reivindica esta jornada del 1 de mayo una mejora de las condiciones laborales para las mujeres. Y lo realiza denunciando «la brecha salarial existente entre hombres y mujeres», que en el medio rural es, si cabe, aún mayor. Según este colectivo de mujeres rurales se trata de un medio en el que, por un lado, hay pocas oportunidades de trabajo para las mujeres y, por otro lado, en las existentes aparece un nivel alto de precariedad laboral.
Además denuncian que las mujeres que viven en el medio rural, en muchas ocasiones, quedan destinadas a trabajos en almacenes o lavaderos, donde las condiciones laborales son duras, por el propio tipo de trabajo, con humedades, frio y jornadas de hasta 12 horas. Condiciones, que por otro lado, no son compensadas económicamente, hasta el punto que en algunos casos no se retribuyen las horas extras, e incluso, en ocasiones, no se da de alta a las trabajadoras, con la pérdida de su correspondiente cotización a la Seguridad Social.
Unido a esto señalan que los contratos, casi todos por “Obra o Servicio”, se prolongan de esta manera hasta que el empleador determina, con la incertidumbre que eso genera en la persona empleada incentivando, por otro lado, que todavía se den casos de discriminación salarial por el mismo trabajo y categoría entre las propias mujeres.
Asimismo, afirman que otros puestos ocupados fundamentalmente por mujeres son los englobados en el sector servicios y/o cuidados, como en el caso de aquellos dedicados a la limpieza del hogar, donde aún hoy en día no existe la conciencia ni se reconoce la importancia que tiene llevar a cabo una contratación. La tónica general en este tipo de trabajo es que la persona empleada se encuentre en una situación de empleo ilegal, sin estar dada de alta en la Seguridad Social y, por ende, sin realizar ninguna cotización, lo que generará una situación vulnerable en un futuro y, además, un riesgo presente, tanto para la persona empleadora como para la empleada.
En este aspecto ponen de manifiesto que esta situación se asemeja a la que tiene lugar con la figura del Cotitular de explotación, no hay una conciencia clara de la importancia y/o existencia de este derecho, ni por parte de las mujeres ni de los hombres, que concede todas las garantías para ambas partes.
Por ello creen imprescindible «la demanda de mejores condiciones laborales y salariales que reduzcan, entre otras cosas, las diferencias con los salarios pagados en otras actividades y que la administración propicie la creación de empleo digno y de calidad para que las mujeres puedan permanecer en las zonas rurales».
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