Los toreros del milenio están llamando a la puerta. Tres de ellos hicieron el paseíllo en la plaza de toros de Íscar, con tres conceptos distintos pero con esa ambición de hacerse un hueco entre las figuras del toreo.
El líder del escalafón, Diego García, demostró en la localidad vallisoletana que está preparado para su inminente alternativa anunciada para el mes de septiembre en San Sebastián de los Reyes. Toreó con suma facilidad, sobre todo al primer novillo de Buenavista que tuvo mucha nobleza, y lo hizo tan fácil que el novillo se le queda pequeño y habrá que verle ya como matador de toros. Cortó dos orejas (una en cada toro).
Después les tocó el turno a dos jóvenes chavales que vienen pisando fuerte. El primero de ellos, Marcos Linares, dejó algunos destellos de su clase, dibujando buenos muletazos en su primero y sobre todo en una excelente serie al natural en el quinto de la tarde, pero no terminó de rematar sus faenas . Tiene pellizco y a buen seguro tendrá mejores tardes. Pero el que viene apretando fuerte de verdad es el jovencísimo, Roberto Marín Jarocho.
Es el último eslabón de una dinastía de toreros y tuvo una gran actuación en Iscar, llamando poderosamente la atención por sus excelentes maneras. Templó muy bien la embestida de su primero de Buenavista, para cuajar una excelente faena sobre las dos manos y en su segundo, más complicado de Riogrande, estando muy firme para matarlo de una gran estocada y abrir la puerta grande, que compartió con Diego García. El futuro está en las muñecas de Jarocho.
Media entrada. Se lidiaron 3 novillos de Buenavista que dieron buen juego y tres de Rio Grande.
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